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Hitler acrecentaron los costos del conflicto y complicaron todavía más el panorama<br />
para el Ejército Rojo.<br />
En términos estrictamente militares, las tropas hitlerianas fueron al ataque con<br />
varias ventajas sobre sus adversarios. En primer lugar, había una notoria<br />
discrepancia en la calidad de los armamentos de ambos contrincantes.<br />
Cuantitativamente, los soviéticos poseían mayor número de tanques y aviones de<br />
combate que la Werhmacht, pero estos equipos soviéticos eran anticuados en<br />
comparación con los modelos alemanes. La URSS se había enfrascado desde antes<br />
de 1939 en un ambicioso programa de renovación de equipos bélicos, y a partir de<br />
finales de 1941 comenzaron a hacer su entrada en los frentes de batalla tanques y<br />
aviones que, como el famoso T-34, el mejor de los tanques de la Segunda Guerra<br />
Mundial, eventualmente inclinaron la balanza cualitativa a su favor. No obstante, en<br />
la primera etapa de la guerra, aviones como el 1-16 o el bombardero TB-3 se<br />
hallaban ampliamente superados por los Messerschmitts alemanes, y lo mismo<br />
ocurría con el tanque T-26, menos blindado, versátil y potente que los Panzer nazis.<br />
En ese primer período de enfrentamientos, la mayoría de los aviones de combate<br />
soviéticos carecían de equipos de radio, lo cual deterioraba enormemente su<br />
desempeño táctico. Por otra parte, las unidades soviéticas eran muy inferiores a las<br />
alemanas en cuanto a medios de transporte. Los camiones eran escasos, así como<br />
los depósitos de combustible y los sistemas para movilizarlo de un sitio a otro. Esta<br />
falta de medios de transporte, así como las serias deficiencias en los medios de<br />
comunicación (particularmente inalámbrica) hacían que las respuestas soviéticas a<br />
las penetraciones alemanas experimentasen retrasos que les restaban su eficacia.<br />
En tercer lugar, el Mariscal Zhukov y otros prominentes actores del conflicto nazisoviético<br />
sostienen enfáticamente que en el momento del ataque los alemanes<br />
contaban también con una sustancial superioridad numérica sobre el Ejército Rojo.<br />
No hay que olvidar que Stalin se había negado a ordenar la movilización general<br />
antes de que comenzase la ofensiva, por lo tanto, buen número de unidades<br />
soviéticas estaban reducidas y el proceso de crear nuevas divisiones marchaba con<br />
lentitud. De lo que sí no quedan dudas es que en los sectores escogidos para<br />
avanzar, los nazis tenían una aplastante superioridad en hombres y máquinas. En<br />
cuarto lugar, y quizás era ésta la diferencia más importante, durante le etapa de<br />
choques iniciales las tropas alemanas aventajaban a las soviéticas en espíritu de<br />
lucha, capacidad táctica y nivel general de entrenamiento. Las purgas de Stalin<br />
habían diezmado al cuerpo de oficiales del Ejército Rojo, deteriorando también la<br />
moral de las tropas y su confianza en sus líderes militares. Hitler sabía que la URSS<br />
era un gigante, pero estaba seguro de vencerlo, ya que estaba convencido de que<br />
Stalin lo había convertido en un coloso con pies de barro. El Führer nazi estaba<br />
equivocado, pero no del todo.<br />
El lunes 23 de Junio de 1941, el segundo día de la guerra, el gobierno<br />
soviético se dio a sí mismo una estructura de comando con el establecimiento de un<br />
órgano de gran importancia: El «Stavka» o alto mando, presidido por Stalin como<br />
«comandante en jefe» de las fuerzas armadas soviéticas. Al «Stavka», que era de<br />
hecho el Estado Mayor de Stalin, correspondía la dirección estratégica de la guerra<br />
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