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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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Los informes del espía Sorge desde Tokio habían convencido a Stalin de que los<br />

japoneses no atacarían la URSS. Eso le permitió traer para la defensa de Moscú<br />

algunas de las mejores divisiones con que contaba el Ejército Rojo, las famosas<br />

«divisiones siberianas» del frente oriental. A pesar de las desesperadas peticiones<br />

de sus generales para que les suministrase refuerzos en diversos frentes, Stalin<br />

acumuló reservas para un contraataque desde las puertas de Moscú. Hitler no lo<br />

esperaba, el Führer nazi ya había declarado que el Ejército Rojo «estaba destruido».<br />

Los comandantes alemanes así lo creían. Pero los soldados soviéticos, como sus<br />

ancestros en 1812, estaban dispuestos a resistir sin tregua. Entre ellos repetían:<br />

«Rusia es vasta, pero no queda espacio para retirarse. Detrás de nosotros está<br />

Moscú.»<br />

A las 3,00 de la mañana del viernes 5 de Diciembre de 1941, en temperaturas<br />

de menos 30° centígrados, comenzó la contraofensiva soviética. A pesar de que no<br />

pudieron lograrse plenamente los objetivos trazados por Stalin, los ataques<br />

soviéticos obligaron a los alemanes a retirarse más de ciento cincuenta kilómetros en<br />

algunos lugares del frente. Las pérdidas nazis fueron considerables y la Werhmacht<br />

experimentó su primera gran derrota en toda la guerra. Sólo la intervención personal<br />

de Hitler evitó el desastre de una retirada general y en desorden, que hubiese podido<br />

llevar a las fuerzas armadas alemanas a un destino parecido al del «gran ejército» de<br />

Napoleón en Rusia. La batalla de Moscú no fue militarmente decisiva, pero su<br />

importancia sicológica fue muy grande; se había ganado un invalorable respiro, la<br />

«Blitzkrieg» había sido detenida, forzando así un profundo cambio en la estrategia de<br />

Hitler; además, la batalla de Moscú demostró al soldado ruso que la Werhmacht no<br />

era invencible. Stalin, con su actitud confiada y decidida aumentó su ascendiente<br />

entre sus generales y su prestigio ante las tropas y el pueblo. Al permanecer en el<br />

Kremlin en esos momentos cruciales, Stalin demostró su voluntad de triunfo. El<br />

mariscal Zhukov, un gran jefe militar, quien de hecho tenía poca simpatía por Stalin,<br />

le rindió sin embargo el siguiente tributo: «Pueden decir lo que quieran, pero ese<br />

hombre tiene los nervios de acero» 51 .<br />

¿Qué puede decirse de la actuación de Stalin como comandante militar? Hay<br />

que tener presente que Stalin no era tan sólo el supremo jefe militar, sino también el<br />

supremo jefe político; Stalin había logrado una absoluta unidad de mando en su<br />

propia persona, y su acción no puede juzgarse únicamente en términos de su<br />

competencia militar, debe también tomarse en cuenta el factor político, su habilidad<br />

en la utilización de la guerra como instrumento político.<br />

Gran número de memorias publicadas después de la guerra por los más<br />

destacados comandantes militares soviéticos y por comentaristas extranjeros de la<br />

talla de Churchill, De Gaulle, Hopkins y otros que tuvieron la oportunidad de visitar a<br />

Stalin durante el conflicto y de apreciarle en su trabajo diario, permiten trazarse una<br />

muy clara idea de su actuación como comandante supremo.<br />

____________________________________________________________________<br />

51. Citado por A. Werth: ob. cit., p. 15.<br />

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