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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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atalla. Un mes más tarde, Halder se vería obligado a reconocer que el verdadero<br />

potencial del «coloso ruso» había sido gravemente menospreciado: «Al comenzar la<br />

guerra pensábamos que enfrentaríamos unas 200 divisiones rusas. Ya hemos<br />

contado 360. Desde luego, en términos de equipos esas unidades son inferiores a<br />

las nuestras, y su liderazgo táctico es frecuentemente inadecuado. Pero están allí, y<br />

cuando destruimos una docena de ellas, los rusos las reemplazan con otra<br />

docena» 99 .<br />

Las más desagradables sorpresas vinieron para los alemanes al constatar el<br />

tamaño y la calidad de las fuerzas blindadas y aéreas soviéticas. Se había calculado<br />

que los rusos tenían cerca de 15.000 tanques, pero el total se aproximaba realmente<br />

a 24.000, de los cuales 1.475 eran nuevos modelos T-34 y KV, cuyo poder de fuego,<br />

movilidad y espesor de blindaje superaban al de los mejores modelos alemanes. Se<br />

subestimó igualmente el potencial de la fuerza aérea soviética y la calidad de sus<br />

nuevos equipos. Después de un mes de lucha, la Luftwaffe aseguraba haber<br />

destruido un total de 7.564 aviones de combate rusos, no obstante, la fuerza aérea<br />

roja continuaba en batalla.<br />

Ya a principios de Agosto de 1941 la dura realidad de las cosas comenzó a<br />

penetrar en los puestos de mando alemanes, y empezaron a nacer dudas sobre la<br />

posibilidad de victoria. Los alemanes continuarían su avance por otros tres meses,<br />

pero en condiciones muy distintas a las del pasado, batallando en un espacio sin fin<br />

y enfrentando una resistencia feroz de parte de un pueblo totalmente movilizado para<br />

la guerra. A pesar de su inferioridad numérica, las tropas alemanas lograron<br />

magníficas victorias militares, gracias a su mayor experiencia de combate, a la alta<br />

calidad de su liderazgo profesional, a su nivel de entrenamiento y a la falta de<br />

preparación inicial del Ejército Rojo. Las tropas de Hitler fueron detenidas ante las<br />

puertas de Moscú en el invierno de 1941. La contraofensiva soviética comandada por<br />

Zhukov selló el fracaso de la «Blitzkrieg» en la URSS. Aún quedaban varios años de<br />

guerra, pero el mito de la invencibilidad de la Werhmacht alemana yacía<br />

definitivamente roto en las nieves que cubren la estepa rusa.<br />

Tal y como se dijo previamente, en el libro VII de De la Guerra se encuentra un<br />

capítulo titulado «El Punto Culminante de la Victoria», que es probablemente uno de<br />

los más interesantes, profundos y plenos de derivaciones de toda la obra de<br />

Clausewitz. El «punto culminante de la victoria» es inicialmente definido por<br />

Clausewitz en términos operacionales: se trata del momento en que una ofensiva<br />

exitosa se desgasta y pierde su ímpetu hasta detenerse y asumir una postura<br />

defensiva. Pero el concepto tiene implicaciones más hondas, que van más allá de lo<br />

meramente operacional e invaden el terreno de lo político, de la apreciación política<br />

del instrumento bélico.<br />

____________________________________________________________________<br />

99. Citado por B. A. Leach: ob. cit., p. 202.<br />

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