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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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En otras palabras, Alemania tenía alto nivel de disponibilidad inmediata de<br />

armamentos, pero un bajo nivel de potencial productivo de armamentos» 33 . Estas<br />

«medidas», desde luego, son relativas, y se refieren al potencial de Alemania<br />

comparado con el de poderes como la URSS y Estados Unidos. En una guerra<br />

contra estos países, Alemania sufriría la enorme desventaja inherente a sus<br />

limitaciones en cuanto a posesión de materias primas, ya que el carbón era el único<br />

recurso vital para una guerra que Alemania poseía en cantidades suficientes.<br />

El concepto hitleriano de «Blitzkrieg» fue cuestionado antes y durante la guerra<br />

por unos cuantos miembros de las fuerzas armadas alemanas, entre los cuales se<br />

destaca el general Georg Thomas, quien en Noviembre de 1939 había sido<br />

designado jefe de la Oficina para Armamentos y Economía de Guerra del Comando<br />

Supremo. En diversos informes presentados a Hitler, Thomas manifestó su<br />

desacuerdo con el concepto de «Blitzkrieg» como medio para evitar una guerra larga<br />

contra una coalición de enemigos. Thomas creía que al final Alemania se encontraría<br />

nuevamente cercada por sus adversarios y que la subestimación del poder de la<br />

URSS y Estados Unidos sería fatal. En su opinión, los riesgos de una guerra larga<br />

debían ser afrontados con tres medidas básicas: primero, imposición de drásticas<br />

restricciones al consumo del sector civil y creación de una economía de «guerra<br />

total»; segundo, introducción de un sistema racional y consistente de prioridades en<br />

la asignación de contratos para armamentos y distribución de recursos humanos y<br />

materiales; tercero, rearme en profundidad, y no sólo en extensión para la<br />

disponibilidad inmediata, y de tal manera edificar una maquinaria productiva de<br />

guerra sobre una sólida infraestructura.<br />

Hitler se oponía resueltamente a las proposiciones de Thomas, y por varias<br />

razones. Primeramente, Hitler y muchos otros altos jerarcas del partido nazi, querían<br />

evitar a toda costa la imposición de restricciones de «guerra total» sobre el frente<br />

interno, es decir, sobre el sector civil alemán. Las experiencias de desintegración<br />

doméstica de la Primera Guerra Mundial estaban vivas en su memoria; la<br />

preocupación de los nazis sobre la verdadera solidez de la moral civil y del apoyo de<br />

masas al régimen se originaba tanto en esas lecciones del pasado como en<br />

numerosos informes que llenaban los archivos de los organismos de seguridad del<br />

Estado en la década del 30, en los que se anticipaba gran inestabilidad política en<br />

caso de un aumento excesivo de las penalidades producidas por los programas de<br />

inversión de capital. Como señala Milward: «El que estas proyecciones fuesen o no<br />

válidas, o aun plausibles, no importa mucho, lo verdaderamente relevante es que<br />

tales informes influenciaron a Hitler, y su deseo de llevar a cabo una guerra que no<br />

implicase restricciones en la producción de bienes de consumo fue el factor que le<br />

llevó a dudar por tanto tiempo antes de comprometer a Alemania a una economía de<br />

guerra total» 34<br />

___________________________________________________________________<br />

33. Ibid., pp. 8-6.<br />

34. Ibid., p. 12.<br />

34

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