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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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Los generales encargados de conducir la operación «Barbarroja» aceptaron<br />

aparentemente los planes de Hitler que concedían una importancia secundaria a la<br />

toma de Moscú. Sin embargo el desarrollo de las acciones, una vez comenzada la<br />

invasión demostró que de hecho, los militares alemanes seguían con sus ojos fijos<br />

en la capital soviética y estaban dispuestos a circunvenir, así fuese subrepticiamente,<br />

las órdenes del líder nazi para lanzarse en forma directa hacia la ciudad. De tal<br />

manera que a la falta de un acuerdo preciso acerca del fin político de la guerra se<br />

añadían profundas divergencias entre Hitler y sus generales en cuanto a la prioridad<br />

correspondiente a los diversos objetivos operacionales. Los eventos a partir del<br />

verano de 1941 sólo confirmaron lo peligroso que es emprender una guerra, en<br />

particular una acción bélica de tales dimensiones, sin un acuerdo claro respecto a<br />

sus fases de desarrollo y sus metas finales.<br />

En el transcurso de su carrera, Hitler había insistido siempre en coordinar la<br />

política de las armas con las armas de la política, y en utilizar la propaganda como<br />

un instrumento para debilitar la voluntad del enemigo en el proceso de asestarle<br />

golpes decisivos. No obstante, «en la extraña historia de los planes de Hitler para<br />

invadir Rusia nada es más extraño que el abandono casi total de aquellos métodos<br />

de guerra política y sicológica acerca de los cuales tanto había escrito y hablado y<br />

que tan efectivamente había empleado en contra de otros enemigos» 89 . Hitler tenía<br />

fines políticos ilimitados en su guerra contra la URSS; para el Führer nazi: «la<br />

próxima campaña es más que un mero choque de armas, se trata también de un<br />

conflicto entre dos ideologías» 90 . Los alemanes esperaban, como lo expresaba<br />

Goering, que con su entrada en Rusia, «el Estado Bolchevique experimentaría un<br />

colapso», y para acelerarlo sería necesario «liquidar a todo el liderazgo<br />

bolchevique». Su desprecio por el enemigo llevó a los alemanes a abandonar su<br />

habilidoso uso de la propaganda y la subversión, que en el caso de Rusia podría<br />

haber acentuado el resentimiento que secciones de la población soviética sentían<br />

hacia el opresor régimen stalinista, y a confiar en que el Estado soviético sucumbiría<br />

bajo la mera aplicación de la fuerza militar. Es más, en lugar de contribuir a agudizar<br />

las tensiones políticas existentes en ese tiempo en la URSS los alemanes, y Hitler en<br />

especial, decidieron llevar a cabo la campaña en base a la mas descarnada<br />

utilización del terror racial e ideológico como un medio para incrementar los efectos<br />

paralizadores de la «Blitzkrieg».<br />

En Marzo de 1941 Hitler rechazó un proyecto de las fuerzas armadas que<br />

colocaba la futura administración de los territorios ocupados en manos militares,<br />

pues en su opinión el ejército sería incapaz de resolver los problemas políticos de la<br />

invasión. En su lugar, Hitler asigno esas tareas a Himmler y la S. S.. en quienes<br />

recaería la responsabilidad de «liquidar a la intelligentsia judío-bolchevique», así<br />

como a los «jefes y comisarios bolcheviques»<br />

_________________________________________________________________________________<br />

89. R. Cecil: ob. cit.. n. 152.<br />

90. Citado por B. A. Leach: ob. cit., p. 152.<br />

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