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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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existencia de un aliado continental que estuviese dispuesto a aceptar los sacrificios<br />

que los británicos querían evitar, y que ni la fortaleza militar ni la paciencia política de<br />

esos aliados eran inextinguibles» 12 . Ya el Mariscal francés Foch había advertido a<br />

Henry Wilson en Febrero de 1915 que: «Ustedes los ingleses no deben cortejar una<br />

guerra larga con acciones dilatorias. Nosotros los franceses no podemos seguir en<br />

esto eternamente así que envíen a todo el que puedan lo antes que puedan» 13 . Las<br />

tesis de Liddell Hart eran particularmente débiles al no tomar en cuenta el hecho de<br />

que Gran Bretaña y sus aliados podían ser decisivamente derrotados antes de que<br />

cualquier «estrategia de aproximación indirecta» o «modo británico de hacer la<br />

guerra» fuesen puestos en acción. Si Francia y Rusia hubiesen experimentado un<br />

colapso durante la Primera Guerra Mundial (cosa que lució probable en 1915), la<br />

flexibilidad del poder naval británico podría haber logrado tan poco contra una<br />

Europa bajo la hegemonía alemana como fue capaz de lograr entre 1940 y 1942 —<br />

período en que también contaba con el poder aéreo. Sin duda, durante las guerras<br />

contra Napoleón y también en la Primera Guerra Mundial, el bloqueo británico y el<br />

uso del poder marítimo en general cumplieron un papel de relevancia (mucho más en<br />

el segundo caso que en el primero); pero en lo que respecta a Hitler, de poco<br />

habrían valido el bloqueo y los bombardeos sin las batallas de Stalingrado, Kursk, el<br />

Alamein y la invasión anglo-norteamericana al continente en 1944. No se trata de<br />

hacer un fetiche de la «guerra terrestre», sino de ubicarse concretamente en las<br />

condiciones políticas y militares de la guerra entre 1918 y 1945.<br />

Dada la situación existente a partir de 1918, el gobierno británico trató de<br />

responder a los dilemas de defensa nacional optando por una política de<br />

«disuasión». Con la aparición del poder aéreo y su capacidad de llevar la destrucción<br />

más allá de los frentes de batalla hasta las propias ciudades del enemigo, cambió<br />

radicalmente la imagen de la guerra que tenía el público británico. En 1923, Lord<br />

Trenchard, fundador de la Real Fuerza Aérea sostuvo que: «El poder aéreo hace<br />

posible la rápida terminación de una guerra europea»; no obstante, ni la fuerza aérea<br />

británica ni la de ningún otro país era capaz de impedir que los bombarderos<br />

enemigos atacasen, ya que no había (al menos eso se creía en ese tiempo) una<br />

defensa eficaz contra el ataque aéreo. Esta era, admitía Trenchard, «una situación<br />

de inestable equilibrio internacional de muy alarmantes características», ya que si no<br />

existían defensas, la única alternativa de impedir un devastador ataque del<br />

adversario consistía en destruir su fuerza aérea en tierra, antes de que ésta<br />

despegase, y todos los poderes rivales estarían tentados de dar el primer golpe. En<br />

tales condiciones Balfour, Primer Ministro británico, sacó la conclusión de que la<br />

garantía final de la paz era «la certidumbre por parte de cada hombre, mujer y niño<br />

civilizado de que todo el mundo será destruido si hay una guerra, todos y todo».<br />

____________________________________________________________________<br />

12. M. Howard: ob. cit., p. 58.<br />

13. Ibid., pp. 58, 59<br />

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