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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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Las exigencias de inversión del plan quinquenal tenían que ser cubiertas<br />

mediante la extracción del excedente económico producido por vastos sectores<br />

sociales. El plan exigía un esfuerzo supremo, y precipitaba el conflicto que venía<br />

gestándose con el campesinado. El objetivo era convertir a Rusia en una nación<br />

industrializada, y ello conducía al aplastamiento del sector social más atrasado del<br />

país: los campesinos, la inmensa masa humana que poblaba Rusia y sobre la cual<br />

se descargaría el peso implacable del stalinismo en la forma de un violento proceso<br />

de colectivización. La «revolución desde arriba» de Stalin reclamaba el más férreo<br />

control estatal de la producción y el abastecimiento; la colectivización masiva de la<br />

agricultura estaba implícita en la lógica misma del plan quinquenal, y Stalin ordenó<br />

su ejecución —sin ningún aviso o preparación previa— en una declaración hecha en<br />

Noviembre de 1929. Ningún congreso o conferencia del partido se había reunido<br />

para considerar la nueva política; Lenin, antes de morir, había advertido sobre los<br />

peligros de emplear la violencia contra las masas campesinas. Stalin no hizo caso y<br />

asumió todos los riesgos, quizá impulsado por un designio plenamente consciente,<br />

quizá obligado por las circunstancias, posiblemente ambas cosas. La colectivización<br />

sería llevada a cabo por una maquinaria partidista predominantemente urbana, por<br />

hombres que en buena parte desconocían los problemas rurales y que no tenían un<br />

lenguaje común con los campesinos. La colectivización significaba tanto la<br />

eliminación de los «Kulaks», o campesinos «ricos», mediante el exilio o la<br />

destrucción física, y la concentración de los otros estratos del campesinado en<br />

granjas colectivas, profundamente odiadas por la mayoría. Sólo la fuerza, una<br />

violencia muy amplia y sistemática podía lograr tales propósitos sobre una población<br />

de millones de seres, pero Stalin no daría marcha atrás, y así lo hizo saber con típica<br />

crudeza: «Cuando se ha cortado una cabeza, no tiene sentido preocuparse por el<br />

cabello.»<br />

Los horrores de la colectivización fueron muchos, enormes los padecimientos<br />

infligidos sobre un campesinado atrasado e imposibilitado de plantear una oposición<br />

organizada ante las políticas de Stalin. Hacia 1934, la lucha había concluido y la gran<br />

masa campesina rusa se hallaba doblegada. Entretanto, el primer plan quinquenal, si<br />

bien no había alcanzado las metas previstas en todos los renglones, arrojaba<br />

resultados verdaderamente impresionantes. En cinco años, la producción industrial<br />

había aumentado (100 millones de rublos) de 18.3 a 43,3; la producción de<br />

electricidad (100 millones de kilovatios), de 5,05 a 13,4; la de carbón (millones de<br />

toneladas), de 35,4 a 64,3; la de petróleo (millones de toneladas), de 5,7 a 12,1; la<br />

fuerza de trabajo empleada había crecido de 11,3 a 22,8 millones 17 .<br />

El costo había sido enorme y el país yacía exhausto, mas las bases de una moderna<br />

y poderosa estructura industrial habían sido echadas. El segundo plan quinquenal,<br />

que cubrió el período desde 1933 al 1937, cambió aún más la fisonomía del país.<br />

Stalin estaba «sacando a Rusia de la barbarie con métodos bárbaros».<br />

____________________________________________________________________<br />

l7. Véase Alee Nove: An Economic History of the U.S.S.R., Penguin, Harmondsworth, 1972, p. 191.<br />

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