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Mas los finlandeses sólo pudieron repetir que carecían de autorización para discutir<br />
sobre cualquier isla 33 . Con esto, las posibilidades de un arreglo pacífico sufrieron un<br />
golpe mortal.<br />
El 27 de Noviembre el mariscal Mannerheim presento su renuncia como<br />
miembro del Consejo de Defensa de su país y Comandante en Jefe designado sobre<br />
la base de que no podía hacerse responsable de una situación ante la cual el<br />
gobierno mostraba una total incapacidad para apreciar las realidades El 30 de<br />
Noviembre comenzó la invasión soviética y con ella la guerra. Ante la emergencia,<br />
Mannerheim retiró su renuncia. Ese mismo día Paasikivi, uno de los representantes<br />
finlandeses en las negociaciones con los soviéticos, escribió en su diario: «A esto<br />
hemos llegado. Hemos permitido que nuestro país vaya a una guerra contra el<br />
gigante soviético a pesar de que los siguientes hechos son evidentes: 1) Nadie nos<br />
ha prometido ayuda. 2) La Unión Soviética tiene plena libertad de acción contra<br />
nosotros 3) Nuestras fuerzas de defensa presentan serias deficiencias. A esto no se<br />
le puede llamar una política exterior coherente. Nuestro Estado ha carecido de<br />
liderazgo. Hemos resbalado irreflexivamente hacia la guerra y la desgracia» 34 .<br />
El juicio de Paasikivi era acertado, excepto en lo referente a la capacidad<br />
militar del ejército finlandés. Sin duda, la enorme desigualdad numérica y de recursos<br />
materiales era sobre el papel impresionantemente desfavorable para Finlandia, pero<br />
había varios factores de naturaleza cualitativa que podían hasta cierto punto<br />
compensar esas deficiencias. El primero era la existencia de excelentes<br />
fortificaciones y líneas de defensa en el istmo de Karelia, el principal y más<br />
vulnerable teatro de la guerra. El segundo y aún más relevante factor, era la calidad<br />
del recurso humano finlandés, la superioridad en el entrenamiento y la moral de<br />
soldados que luchaban en su propio territorio. El tercer factor tenía que ver con las<br />
tácticas militares. En este renglón, Finlandia dio un ejemplo digno de ser tomado en<br />
cuenta por otros «pequeños Estados» enfrentados a la necesidad de velar por su<br />
propia seguridad y defensa. El ejército finlandés había tenido la visión y el coraje de<br />
no imitar y copiarse las doctrinas militares de otras naciones más poderosas, sino de<br />
producir sus propias tácticas de defensa adaptadas a las condiciones peculiares del<br />
país, a las características del terreno, del clima y de las disponibilidades materiales y<br />
humanas. Estos factores, unidos a la incompetencia de la oficialidad y las tropas<br />
soviéticas, hicieron que durante la primera fase de la guerra, más de un millón de<br />
soldados soviéticos, con gran apoyo logístico, de artillería, formaciones blindadas y<br />
una poderosa fuerza aérea sufriesen humillantes derrotas a manos de unas fuerzas<br />
armadas finlandesas que nunca sumaron más de 200.000 hombres.<br />
Las fuerzas soviéticas no lograron sacar partido a su extraordinaria<br />
superioridad numérica y de apoyo material, y fueron tomadas de sorpresa por la<br />
habilidad militar de los finlandeses.<br />
____________________________________________________________________<br />
33. véase Anthony F. Upton: Finland 1939-40, Davis-Poynter, London. 1974, pp. 40,41.<br />
34. Ibid., p. 50.<br />
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