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El fracaso inicial del Ejército Rojo se debió fundamentalmente a una conducción<br />
incapaz de la guerra por parte del Alto Mando, a la adopción de tácticas inadecuadas<br />
y a la falta de entrenamiento y preparación de las tropas: «El clima no debió haber<br />
sido una sorpresa para los rusos, sin embargo, los records muestran que carecían de<br />
ropa blanca de camuflaje, que tenían muy pocas unidades de esquiadores... y que<br />
sus armas y equipos no tenían protección apropiada contra bajas temperaturas. Esta<br />
última falla luce inexplicable excepto como resultado de una gran negligencia e<br />
incompetencia» 35 . Negligencia e incompetencia predominaron del lado soviético en<br />
las primeras etapas de la guerra. Esos reveses, que en otras circunstancias habrían<br />
sido motivo de graves cuestionamientos a la capacidad y eficiencia del gobierno y<br />
que habrían generado amplias críticas al mismo, no erosionaron la férrea dominación<br />
de Stalin, quien pronto tomó medidas para restaurar la situación.<br />
Stalin no tenía la más mínima intención de aceptar la derrota, y su primera<br />
reacción al comprobar los desastrosos resultados de la ofensiva inicial fue preparar<br />
una segunda fase de la guerra. Nuevas órdenes operacionales, que implicaban un<br />
cambio completo en las tácticas, fueron dictadas el 28 de Diciembre de 1939.<br />
Nuevas unidades fueron llevadas al frente y sometidas a intenso entrenamiento;<br />
nuevos equipos como el tanque KV, tanques lanza-llamas y grandes masas de<br />
artillería fueron también transportados a la zona de combate. Este revitalizado<br />
Ejército Rojo dio comienzo a una hueva ofensiva que obligó al gobierno finlandés a<br />
pedir la paz en Marzo de 1940. A pesar de la heroica resistencia finlandesa, la dura<br />
realidad era muy simple: las fuerzas finlandesas carecían de recursos humanos y<br />
materiales de reserva con los cuales reponer sus pérdidas; los soviéticos, en cambio,<br />
contaban con una fuente casi inagotable de recursos para reponer sus bajas.<br />
La guerra contra Finlandia estimuló un movimiento de reforma dentro del<br />
Ejército Rojo, que si bien no había madurado aún lo suficiente para Junio de 1941,<br />
produjo cambios que tuvieron un peso importante en etapas posteriores del conflicto<br />
con Alemania. El Soviet Supremo Militar se reunió en Abril de 1940 para evaluar los<br />
resultados y lecciones de la campaña finlandesa. Estas deliberaciones resultaron en<br />
la sustitución de Voroshilov por Timoshenko (vencedor en Finlandia) como Comisario<br />
de Defensa. El 16 de Mayo fue dictada una nueva instrucción para el Ejército Rojo, la<br />
Orden número 120, en la cual se describían los resultados de la guerra, se hacía una<br />
lista de los errores cometidos y de las fallas que se habían puesto de manifiesto<br />
durante la campaña, y se establecía un programa masivo de entrenamiento y<br />
reorganización dirigido a superarlas. La guerra entre la URSS y Finlandia contribuyó<br />
a acentuar las dudas que tanto los aliados occidentales como Hitler y los nazis tenían<br />
sobre las capacidades combativas del Ejército Rojo. Es, por supuesto, casi imposible<br />
determinar hasta qué punto las serias derrotas infligidas por los finlandeses sobre los<br />
soviéticos influyeron en el ánimo de Hitler y en sus cálculos sobre el tiempo y los<br />
costos requeridos para someter a la URSS.<br />
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35. Ibid., p. 57.<br />
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