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construir nuevas posiciones defensivas; y finalmente, conducir el ataque hasta lo<br />
más profundo de las defensas del adversario» 23 . Políticamente, la guerra relámpago<br />
era el instrumento militar de una voluntad de conquista, que empleaba la propaganda<br />
y la «guerra sicológica» como armas complementarias en un enfrentamiento total.<br />
Como lo expresó Hitler: «Nunca comenzaré una guerra sin antes estar seguro de<br />
que un enemigo desmoralizado sucumbirá bajo el impacto de un único y gigantesco<br />
golpe» 24 . Contra Polonia y Francia estos métodos trabajaron con gran éxito; no así<br />
contra la URSS, donde los cálculos de Hitler fallaron.<br />
Hitler unió diversas tendencias del pensamiento estratégico más novedoso de<br />
la época y les imprimió un sentido de dirección uniforme, incorporando, en forma<br />
muy original, una perspectiva de guerra sicológica y propagandística de demostrada<br />
eficacia práctica.<br />
4. LA PROPAGANDA COMO ARMA DE <strong>GUERRA</strong><br />
Durante la Segunda Guerra Mundial, el empleo de la propaganda como arma<br />
de debilitamiento y dislocación sicológica del adversario tuvo gran efectividad. Los<br />
nazis fueron verdaderos maestros en este arte. Hitler comprendió desde los inicios<br />
de su carrera política la real importancia de la propaganda. Abrumado por la derrota<br />
alemana en la Primera Guerra Mundial, Hitler analizó las causas de ese fracaso, y<br />
encontró que la superioridad de la propaganda enemiga había jugado un papel<br />
relevante como factor que contribuyó a erosionar la voluntad de lucha de su país.<br />
En su libro Mi Lucha, Hitler dedicó un capítulo al tema de la «Propaganda de<br />
Guerra». Estas páginas, en las que Hitler discute las técnicas de la propaganda de<br />
masas y el arte del liderazgo político son quizás las más interesantes de todo el libro;<br />
el análisis es pragmático y lleno de cinismo, pero su lucidez lo diferencia de otras<br />
largas secciones del volumen en que Hitler, en oscuros y complicados párrafos, trata<br />
de explicar sus crudas y poco originales ideas políticas. En palabras de Alan Bullock,<br />
autor de la que es todavía una de las mejores biografías de Hitler: «El genio político<br />
de Hitler descansaba en su inigualada comprensión de lo que es posible lograr con la<br />
propaganda, y en su habilidad para hacerlo» 25 . En Mi Lucha, Hitler se refiere a la<br />
manera en que los ingleses, contrariamente a los alemanes, consideraron la<br />
propaganda «un arma de primer orden», y a la necesidad de asumirla como tal si se<br />
quiere tener éxito en la guerra y en la política. La Primera Guerra Mundial había<br />
demostrado «los inmensos resultados que se pueden obtener mediante la correcta<br />
aplicación de la propaganda»: «La función de la propaganda no consiste en<br />
promover la actitud crítica del individuo, sino en enfocar la atención de las masas<br />
hacia ciertos hechos, procesos, necesidades, etc., cuyo significado se coloca por<br />
___________________________________________________________________<br />
23. Guderian, ob. cit., p. 41.<br />
24. Citado por John Strawson, ob. cit., p. 39.<br />
25. Alan Bullock: Hitler: A Study in Tyranny, Penguin, Harmondsworth, 1972, p. 68.<br />
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