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Moscú, el embajador alemán Von Schulenburg entregó a Molotov la declaración de<br />
guerra de Hitler. Fue solamente cuando su Ministro de Relaciones Exteriores le hizo<br />
llegar el documento que Stalin se convenció de que definitivamente la URSS estaba<br />
en guerra con la Alemania nazi. El pacto con Hitler había sido su creación, sobre él<br />
descansaba su política, y mientras el pacto durase, también se mantenía su éxito. La<br />
guerra conmocionaba radicalmente los cimientos del régimen y ponía en cuestión su<br />
poder. Una nueva etapa comenzaba para Stalin, la más difícil de su trayectoria como<br />
jefe de Estado. De ella saldría airoso, proyectando una imagen plena de poder y<br />
prestigio; mas los costos de su victoria fueron enormes, y lo que los hace más<br />
terribles es que en parte hubiesen podido evitarse. Pero Stalin no sólo no creyó en el<br />
ataque alemán, sino que tampoco fue capaz de tomar medidas preventivas que le<br />
asegurasen contra sorpresas desagradables. Esta es la pregunta que se hace el<br />
almirante Kuznetsov: «¿Por qué Stalin no tomó ni siquiera medidas simples de<br />
precaución? Un hombre con su experiencia política debió haberse dado cuenta de<br />
que la única manera de hacer entrar en razón a un agresor potencial es demostrar la<br />
disposición de devolver golpe por golpe.» Stalin, no obstante, «al entender que sus<br />
cálculos habían estado equivocados, que las fuerzas armadas soviéticas y el país<br />
como un todo no estaban suficientemente preparados para la guerra... reaccionó con<br />
furia patológica contra las medidas preventivas de nuestras tropas. Llegamos así a<br />
una situación en la cual los aviones de reconocimiento alemanes fotografiaban<br />
nuestras bases y a nosotros se nos ordenaba no dispararles» 49 . Los desastres que<br />
se iniciaron para la URSS el 22 de Junio de 1941 tuvieron sus raíces en la estructura<br />
misma del sistema stalinista, en las purgas de los años 30, en el terror generado por<br />
el aparato represivo que impuso sobre el pueblo soviético y sus élites políticas,<br />
científicas y militares una actitud de total sumisión a la voluntad de un solo hombre:<br />
Stalin. Ahora, con las divisiones de Hitler irrumpiendo ferozmente dentro de la URSS,<br />
el «hombre de acero» se veía obligado a enfrentar el peligro mortal que tanto había<br />
tratado de evitar.<br />
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49. Citado por Ainsztein: ob. cit., p. 670<br />
(ii) Stalin, Comandante Supremo<br />
Diversos analistas de la guerra germano-soviética han sostenido que dada la<br />
superioridad de la Werhmacht y los efectos de la sorpresa, era extremadamente<br />
difícil que aún el más experto comandante militar hubiese podido impedir las grandes<br />
pérdidas humanas y territoriales que sufrió la URSS durante los primeros meses del<br />
conflicto. Pero a estas alturas ya no cabe duda de que la insistencia de Stalin en no<br />
ceder terreno bajo ninguna circunstancia, su preferencia por la defensa estática, su<br />
apoyo a la doctrina de la ofensiva a ultranza y su ceguera ante las intenciones de<br />
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