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¡Qué imagen tan adecuada para un dictador! ¿Es acaso grotesco, casi impúdico,<br />
imaginar que Stalin, en la soledad de sus habitaciones del Kremlin, haya reído<br />
alguna vez de sí mismo, del papel que representaba? Alguien ha relatado cómo en<br />
una ocasión, en un almuerzo ofrecido por el ex-ministro de Franco, Arias Salgado,<br />
este último afirmó que «Stalin viaja con frecuencia y no se dan explicaciones de<br />
dónde va. Pero nosotros lo sabemos. Se va a la República de Azerbaijan, y allí, en<br />
un pozo abandonado de las exploraciones petrolíferas, se le aparece el diablo, que<br />
surge de las profundidades de la tierra. Stalin recibe las instrucciones diabólicas<br />
sobre lo que debe hacer en política. Las sigue al pie de la letra y esto explica sus<br />
éxitos pasajeros» 16 . Una explicación poco científica de la historia, desde luego, pero<br />
ilustrativa de un punto: la magia que irradia una figura aparentemente inasible tras su<br />
poder total. Quizás Stalin quiso lograr, y de hecho lo hizo, que la mayoría de los que<br />
se acercan a su personalidad histórica para tratar de interpretarla, terminen<br />
convencidos de que el seudónimo «hombre de acero» la sintetiza por completo.<br />
Stalin, al contrario de Trotsky, nunca habría escrito una autobiografía; su<br />
temperamento no se lo permitía. Además, habría tenido que explicar por qué escogió<br />
el seudónimo «hombre de acero», y eso hubiese sido ir demasiado lejos. Stalin lo<br />
comprendía: la voluntad de poder no debe manifestarse tan explícitamente, a riesgo<br />
de cerrarle el camino en forma prematura. Stalin supo actuar su papel hasta<br />
convertirlo en enigma.<br />
2. LA TRANSFORMACIÓN DE LA URSS<br />
(i) Colectivización y Purgas<br />
En Abril de 1929 la decimosexta Conferencia del Partido Comunista Soviético,<br />
bajo la égida de Stalin, aprobó la versión máxima del primer plan quinquenal,<br />
destinado a convertir a la URSS en una nación industrial en tiempo récord. Las<br />
metas incluían acrecentar la producción industrial en 18 por ciento, las inversiones<br />
en 228 por ciento, el consumo en 70 por ciento y la producción agrícola en 55 por<br />
ciento. Los señalamientos acerca del carácter exageradamente ambicioso y hasta<br />
utópico de tales cifras fueron prontamente calificados de desviacionistas, productos<br />
de la traición y la herejía. Stalin se había lanzado a la ofensiva y nada iba a<br />
detenerlo; el plan quinquenal era el instrumento que le permitiría movilizar bajo su<br />
liderazgo a decenas de miles de militantes bolcheviques y a millones de hombres y<br />
mujeres soviéticos en una empresa económica sin precedentes en la historia. Stalin<br />
alcanzaría el poder supremo dirigiendo la maquinaria política del partido hacia la<br />
transformación radical de la sociedad soviética.<br />
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16. Véase Víctor Vidal: «Demonio y Política», El Nacional, Caracas, 7 de abril de 1978.<br />
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