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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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Al comienzo de su carrera, y aunque ahora pueda parecer extraño, Hitler no se había<br />

opuesto a una alianza con la nueva Unión Soviética, y llegó a manifestar en algunos<br />

de sus primeros discursos que ésa debió haber sido la política del gobierno alemán<br />

de la pre-guerra. A partir de 1919, sin embargo, viejos prejuicios y la influencia de<br />

ideólogos como Alfred Rosenberg se combinaron para convencer a Hitler de que la<br />

revolución rusa había sido la obra de los judíos y que de hecho los bolcheviques<br />

eran judíos. En un discurso pronunciado en Julio de 1920, Hitler expresó que «una<br />

alianza entre Rusia y Alemania sólo podría producirse si los judíos son derribados»;<br />

de tal manera que Hitler dejaba abierta la posibilidad de la alianza, sobre todo en<br />

vista de la precariedad que entonces caracterizaba al régimen bolchevique; mas si<br />

ese régimen se estabilizaba, todas las puertas de unión quedarían cerradas.<br />

¿Por qué Hitler aceptaba en forma tan ligera la identificación de «judíos» y<br />

«bolcheviques»? En parte debido a que tal conexión se ajustaba a su proyecto de<br />

expandir el poderío alemán hacia el Este de Europa; aquellos que deseaban marchar<br />

contra los eslavos y tomar sus tierras podían ahora hacer causa común con los que<br />

querían exterminar a los judíos. Por otra parte, esa identificación respondía a uno de<br />

los principios claves de su técnica propagandística que consistía en simplificar al<br />

máximo el mensaje político y dirigir el odio de las masas hacia un solo objetivo.<br />

Desde luego, el anti-semitismo de Hitler no era meramente asunto de frío cálculo<br />

político; él fue víctima de su propia propaganda enraizada en poderosos y profundos<br />

prejuicios anti-semitas, anti-eslavos y anti-marxistas. De no haber sido así, Hitler<br />

habría conducido la guerra como un jefe que actúa racionalmente sobre la base de<br />

apreciaciones de costos y beneficios y no hubiese, por ejemplo, utilizado recursos<br />

que eran urgentemente necesarios para hacer la guerra en la ejecución de sus<br />

incalificables designios contra los judíos europeos. Por encima de todo, como lo<br />

plantea Cecil, Hitler «no hubiese atacado Rusia tan despectivamente y con tan<br />

exageradas expectativas de rápida victoria. Implícita en su identificación de judíos y<br />

bolcheviques se hallaba la suposición de que los defectos que Hitler atribuía a los<br />

primeros, en especial la incapacidad de crear y mantener un Estado, se aplicaban<br />

también a los segundos» 21 . Si los bolcheviques eran judíos, y los judíos no podían<br />

construir un Estado, entonces el régimen bolchevique estaba «maduro para la<br />

desintegración» y sucumbiría prontamente bajo el poderío nazi. El peor error de<br />

Hitler, su invasión a la URSS, estuvo motivado por ese prejuicio.<br />

La ocupación francesa de la zona del Ruhr en 1923 creó una nueva situación<br />

diplomática que Hitler no tardó en percibir. La gran oposición que este evento suscitó<br />

en Gran Bretaña convenció a Hitler de que se estaba produciendo un viraje crucial<br />

en la política de ese país hacia Francia, derivado del temor a una posible hegemonía<br />

francesa en el continente.<br />

____________________________________________________________________<br />

21. Robert Cecil: Hitler's Decision to Invade Russia, Davis-Poyntern, London, 1975, p. 32.<br />

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