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La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv

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En primer lugar, uno que le parece particularmente intolerable al jefe <strong>del</strong> Estado soviético, en el<br />

cual, como es notorio, todo <strong>comunista</strong> extranjero pudo siempre circular libremente, sin sufrir la<br />

menor vigilancia, y obtener las informaciones que le viniera en gana. ”Los representantes soviéticos<br />

– dice la carta – son sometidos al control y la vigilancia de los órganos de seguridad yugoslavos. No<br />

son tratados así más que en los países burgueses, y no en todos.” Otro cargo es el siguiente: ”En los<br />

medios dirigentes <strong>del</strong> PCY circulan declaraciones antisoviéticas, como por ejemplo: el PC<br />

(bolchevique) degenera; en la URSS reina el chovinismo de gran potencia; la URSS aspira a<br />

subyugar económicamente a Yugoslavia; el Kominform es un instrumento <strong>del</strong> PC (b) para avasallar<br />

a otros partidos <strong>comunista</strong>s.” ”Estas declaraciones antisoviéticas – agrega Stalin – se disimulan, por<br />

lo general, tras frases izquierdistas, como que ”el socialismo en la URSS ha cesado de ser<br />

revolucionario”. ”Declaraciones” tan alejadas de la verdad indignan a Stalin, sobre todo porque se<br />

hacen sotto voce, a escondidas, cuando no hay ningún inconveniente para que las críticas sean<br />

francas y públicas. Stalin nunca ha puesto cortapisas a las críticas de los otros partidos.<br />

”Nosotros – dice en su carta – reconocemos incondicionalmente al Partido Comunista yugoslavo, lo<br />

mismo que a todo partido <strong>comunista</strong>, el derecho de criticar al PC (b), como el PC (b) tiene igualmente<br />

derecho de criticar cualquier otro partido <strong>comunista</strong>. Pero el marxismo exige que la crítica sea franca y<br />

honesta, no disimulada y calumniosa, privando al criticado de la posibilidad de responder.”<br />

Stalin nunca ha privado a nadie de la posibilidad de responder. En cambio los críticos yugoslavos le<br />

ponen a Stalin en esa triste situación.<br />

”De ahí que semejante crítica sea calumniosa, una tentativa de desacreditar al PC (b) y de destronar al<br />

sistema soviético.”<br />

Pero el ”sistema soviético” sabe defenderse.<br />

”No es inútil recordar – sigue diciendo Stalin – que cuando Trotski decidió declarar la guerra al PC (b)<br />

comenzó igualmente por acusarle de degeneración, de estrechez nacionalista, de chovinismo. Bien<br />

entendido, disimulaba esas acusaciones bajo frases izquierdistas sobre la revolución mundial. Se sabe que<br />

Trotski era un renegado y que más tarde, desenmascarado, pasó abiertamente al campo de los enemigos<br />

jurados <strong>del</strong> PC (b) y de la Unión Soviética. Pensamos que la carrera política de Trotski es bastante<br />

instructiva.”<br />

Después de tratar otros problemas, la carta terminaba con el mismo estribillo: ”Estimamos que la<br />

carrera política de Trotski comporta una lección suficiente.”<br />

Una vez que ha emplazado a los dirigentes yugoslavos, en términos tan estimulantes, a ejercer su<br />

derecho de crítica al PC (b), Stalin pasa a ejercer el derecho de crítica <strong>del</strong> PC (b) al partido<br />

yugoslavo en cuestiones relativas a la vida interna de éste y a su política. Stalin manifiesta honda<br />

preocupación porque en el PCY no existe democracia interna, la mayoría <strong>del</strong> Comité Central no ha<br />

sido elegida sino ”coptada”, no se practica la crítica y autocrítica, y, sobre todo, los cuadros <strong>del</strong><br />

partido se encuentran bajo la vigilancia de Rankovitch, ministro <strong>del</strong> Interior. En el partido<br />

bolchevique nunca ha ocurrido nada parecido, y por eso – dice Stalin – ”es comprensible que no<br />

podamos considerar tal organización de partido <strong>comunista</strong> como marxista leninista, como<br />

bolchevique”. En lo que se refiere a la politica <strong>del</strong> PCY, a Stalin le inquietan, fundamentalmente,<br />

dos aspectos. El primero, que el PCY no lucha con suficiente energía contra los kulaks, cayendo en<br />

el bujarinismo. Y el segundo, que en lugar de ejercer su papel dirigente abiertamente lo hace a<br />

través <strong>del</strong> Frente Popular. (El FP en Yugoslavia, a diferencia de los frentes populares de otros<br />

países, no era una coalición de partidos, sino un movimiento de masas con un programa<br />

revolucionario, forjado en el curso de la guerra de liberación.)<br />

En esta carta Stalin concentra el ataque, citándolos nominalmente y calificándolos de ”marxistas<br />

dudosos”, contra Djilas, Vukmanovitch, Kidritch y Rankovitch, que regentaban, respectivamente,<br />

los ministerios de Prensa y Propaganda, Ejército, Economía e Interior, es decir, los ministerios en<br />

los que el NKVD tenía mayor interés en infiltrarse. Si Tito liquidaba esos ”marxistas dudosos”, que<br />

”hablaban mal de la Unión Soviética”, las cosas podían arreglarse. Los afectados ofrecieron a Tito<br />

su dimisión, pero el jefe yugoslavo tenía suficiente experiencia kominterniana como para saber a

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