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La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv

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Thorez a la cabeza, no ha escatimado esfuerzos para inculcar a los obreros <strong>comunista</strong>s y cegetistas<br />

la ”alta conciencia nacional”. En una primera fase se invoca como principal justificación el<br />

”esfuerzo de guerra”, porque aún no está consumada la derrota de Alemania. En realidad, la suerte<br />

de la guerra está ya decidida, como da a entender Stalin en su discurso <strong>del</strong> 6 de noviembre de 1944,<br />

y la producción de armamento francés bien poco puede influir. Lo que no está decidido, en cambio,<br />

es si la lucha y los sacrificios de los trabajadores franceses han de tener como resultado la<br />

consolidación <strong>del</strong> capitalismo francés ”sobre bases más racionales”, o ”una economía al servicio de<br />

la nación”. El ”esfuerzo de guerra”, situado en el contexto de toda la política <strong>del</strong> partido que<br />

venimos describiendo, no podía contribuir más que a paralizar y desmoralizar las fuerzas capaces de<br />

imponer la segunda alternativa, como en efecto ocurrió. <strong>La</strong> ”batalla de la producción” no se<br />

interrumpe con la derrota de Alemania; al contrario, llega a su climax. Thorez encuentra otro<br />

argumento, que no se distinguía precisamente por su originalidad. Todos los partidos<br />

socialdemócratas, cada vez que habían participado en un gobierno burgués, como ahora participaba<br />

el PCF, lo habían utilizado: los obreros no deben presentar reivindicaciones excesivas, ni hacer<br />

huelgas, sino elevar la producción, porque el interés de la gran burguesía es crear dificultades<br />

económicas a un gobierno con ministros socialistas. En su informe ante el X Congreso <strong>del</strong> partido<br />

(junio de 1945), Thorez no desmerece en nada de sus precursores y coetáneos socialdemócratas,<br />

más bien los aventaja:<br />

”¿Dónde está el peligro mortal para nuestro país? Está en el terreno de la producción [...]” ”Si los trusts y<br />

sus agentes se oponen al esfuerzo de reconstrucción y de producción, es que el interés <strong>del</strong> pueblo, el<br />

interés de la clase. obrera, es trabajar y producir, a pesar y en contra de los trusts”.<br />

Naturalmente, en lo que menos pensaban los ”trusts y sus agentes” era en oponerse a que los<br />

obreros ”trabajaran y produjeran”. Y Thorez no puede exponer ante el congreso una sola prueba<br />

convincente de tal voluntad ”trúststica”. Lo que a los trusts ya no podía seducirles era la<br />

”democracia desembarazada de los trusts” que Thorez presenta como la perspectiva <strong>del</strong> partido.<br />

Pero tampoco podía inquietarlos sobremanera: era un objetivo al que debería llegarse por la vía de<br />

la legalidad parlamentaria, en condiciones de autoridad y de estabilidad. ”<strong>La</strong> perspectiva más feliz<br />

para nuestro país – dice Thorez en el mismo informe – es el mantenimiento prolongado de un<br />

gobierno de amplia unidad nacional y democrática, con lo que se realizan las mejores condiciones<br />

de autoridad y de estabilidad [...]” Sólo así puede asegurarse la ”grandeza de Francia”, porque sólo<br />

así la producción puede ir viento en popa. Y como dice Thorez: ”Hoy es la amplitud y la calidad de<br />

nuestra producción material, y nuestro lugar sobre el mercado mundial, los que miden la grandeza<br />

de Francia.” El pueblo debe ”ponerse en pie para la batalla de la producción como se puso en pie<br />

para la batalla de la liberación; se trata de rehacer la grandeza de Francia, se trata de asegurar de<br />

otra manera que con frases las condiciones materiales de la independencia francesa”. <strong>La</strong> alusión va<br />

dirigida a todos los que dentro y fuera <strong>del</strong> partido critican con ”frases revolucionarias” la línea que<br />

está siguiendo la dirección <strong>del</strong> PCF: ”Tenemos que combatir las concepciones izquierdistas de<br />

algunos sectarios que piensan, sin formularlo siempre claramente, que ”tal vez hemos abandonado<br />

la línea revolucionaria”.” Afortunadamente, el Comité Central, bajo la clarividente dirección de<br />

Thorez, ha desbaratado ”el plan de la reacción, que tendía a empujar los elementos más avanzados<br />

de la democracia y de la clase obrera hacia las aventuras, a fin de dividir el pueblo.” En todo este<br />

informe, Thorez no menciona el concepto de ”revolución” o de ”revolucionario” como no sea en<br />

sentido peyorativo. Ya en su discurso de enero ante el Comité Central había llegado al extremo de<br />

denigrar el uso <strong>del</strong> concepto, poniéndolo solapadamente en conexión con el de ”revolución<br />

nacional” utilizado por los vichistas:<br />

”Nosotros, que somos <strong>comunista</strong>s, no formulamos actualmente exigencias de carácter socialista o<br />

<strong>comunista</strong>. Decimos esto a riesgo de parecer tibios a los ojos de los que constantemente tienen en la boca<br />

la palabra revolución. Está un poco a la moda, pero cuatro años de ”revolución nacional” bajo la égida de<br />

Hitler han precavido al pueblo contra el empleo abusivo y demagógico de ciertos términos desviados de<br />

su sentido”.

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