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La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv

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guerra civil, que llevaría directamente a la derrota final de las fuerzas revolucionarias en agosto de<br />

1949, estuvo determinado fundamentalmente por la intensificación de la intervención militar<br />

americana (en el primer semestre de 1949 fueron enviados a Grecia, según informaciones de la<br />

prensa americana, 152 aviones, 7 000 bombas de aviación, 10 000 camiones militares, 3 840<br />

cañones y morteros, 280 millones de cartuchos y otro material bélico(35)) mientras la ayuda<br />

soviética siguió brillando por su ausencia; o si el factor decisivo fue la descomposición interna de<br />

las fuerzas revolucionarias a consecuencia de los hechos indicados; o si Zachariades, aplicando<br />

directivas concretas de Stalin, puso rumbo conscientemente a la liquidación de la lucha.<br />

Probablemente todo se conjugó – con la excepción, tal vez, <strong>del</strong> ”talento” de Papagos – para llevar al<br />

trágico epílogo de la revolución griega. Lo que sí se sabe a ciencia cierta, es que la dirección <strong>del</strong><br />

Partido Comunista griego, encabezada por Zachariades, no teniendo bastante, por lo visto, con<br />

hacer la guerra a la monarquía griega y a los americanos, se lanzó a una guerra larvada y a una<br />

propaganda abierta contra el Partido Comunista de Yugoslavia. Obedecía, sin duda, a instrucciones<br />

<strong>del</strong> Kominform, interesado en aprovechar el prestigio de los combatientes griegos dentro <strong>del</strong><br />

movimiento <strong>comunista</strong> para reforzar la campaña difamatoria contra los yugoslavos(36). En el<br />

verano de 1949, la derrota <strong>del</strong> ejército popular estaba prácticamente consumada y las tropas<br />

monárquicas llegaban a las fronteras de Yugoslavia y Albania. A mediados de julio el gobierno de<br />

Belgrado anunció su intención de cerrar la frontera, explicando la decisión por las repetidas<br />

incursiones de las tropas monárquicas griegas en territorio yugoslavo. Inmediatamente la radio<br />

”Grecia Libre”, controlada por Zachariades acusa a Tito de haber ayudado a la ofensiva<br />

gubernamental en la zona fronteriza. <strong>La</strong> campaña antititista exultó: ¡Tito se había vendido a los<br />

americanos y a los monárquicos fascistas griegos, había apuñalado por la espalda al ejército<br />

democrático! El 28 de agosto, la radio de Moscú difundió un comunicado <strong>del</strong> Ministerio de la<br />

Defensa albanés anunciando también el cierre de la frontera y precisando que ”a fin de salvaguardar<br />

la paz, todas las personas armadas procedentes de Grecia, sean monárquico fascistas o democrátas,<br />

serán desarmadas”. Pero esta medida, como procedía de un gobierno controlado por Moscú, no era<br />

una ”puñalada por la espalda”; era sólo una medida para ”salvaguardar la paz”. Hasta la muerte de<br />

Stalin la versión vigente en el movimiento <strong>comunista</strong> puede resumirse en este juicio de una revista<br />

<strong>comunista</strong> francesa: ”El gobierno de Truman hubiera perdido en Grecia, como ha perdido en China,<br />

si la traición de Tito no hubiese permitido, in extremis, a los imperialistas anglosajones ganar la<br />

partida en el plano militar.”(37) Después de la muerte de Stalin la ”traición” de Tito desapareció<br />

como por encanto de las explicaciones oficiales de la derrota griega, cuyas causas fueron reducidas<br />

a dos: la intervención americana y los errores de la dirección <strong>del</strong> PCG encabezada por Zachariades.<br />

<strong>La</strong>s responsabilidades de Stalin y <strong>del</strong> Kominform están aún por investigar.<br />

Parece muy probable que el cierre de la frontera no estuvo motivado únicamente por la razón oficial<br />

dada en Belgrado. Perseguía otros dos objetivos: impedir la irrupción en territorio yugoslavo de<br />

fuerzas armadas obedientes al Kominform (análogamente a como en el caso albanés se trataba de<br />

impedir la entrada de elementos armados proyugoslavos(38)) y hacer un gesto que facilitase las<br />

relaciones con Wáshington en el momento en que la amenaza de intervención militar soviética<br />

parecía concretarse, según vimos más arriba, en forma alarmante. En éste, como en otros actos<br />

ulteriores de su política exterior (por ejemplo, el pacto balcánico con Grecia y Turquía), si Tito no<br />

vendió su conciencia lo mismo que el cobre por lo menos tuvo que dotarla de gran elasticidad. ¿Le<br />

dejaba Stalin otra alternativa? En cierto aspecto, la situación de la revolución yugoslava era más<br />

dramática que la de la revolución de Octubre. Frente al cerco capitalista, la revolución de Octubre<br />

contó, al menos, con la asistencia activa <strong>del</strong> proletariado revolucionario internacional. Pero frente al<br />

cerco <strong>del</strong> imperialismo ruso, camuflado bajo la etiqueta socialista, y <strong>del</strong> movimiento <strong>comunista</strong>,<br />

totalmente alienado todavía por los mitos ”soviéticos”, el único recurso defensivo de la revolución<br />

yugoslava en el plano exterior fue aprovechar la ”guerra fría” entre el imperialismo capitalista y el<br />

nuevo género de imperialismo que entraba en escena. Todo el problema era si la alianza tácita con<br />

los Estados Unidos y sus vasallos, así como con el ala reformista <strong>del</strong> movimiento obrero, sería<br />

compatible con el desarrollo de la revolución socialista en el plano interior. O explorar esta vía

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