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La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv

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173<br />

175. Con motivo de la rebelión de mayo en Francia, la cuestión fue suscitada de nuevo. L’Humanité<br />

tuvo que responder, bajo la firma de Marcel Veyrier, a la carta de un <strong>comunista</strong>, en la cual se<br />

sostenía la tesis de la posibilidad de revolución en 1944-1945. El partido habría retrocedido por<br />

oposición de Stalin y el miedo a la eventualidad de una intervención americana. (Véase L’Humanité<br />

<strong>del</strong> 24 de enero de 1968.) Sartre evocó el problema en su interviú a Der Spiegel, publicada por las<br />

Ediciones Didier (París, 1968), bajo el título Les communistes ont peur de la révolution. En su<br />

opinión, el partido retrocedió en 1944-1945 simplemente porque ”su objetivo no era hacer la<br />

revolución”. (p. 14.)<br />

En Italia, el problema fue abordado también, aunque demasiado marginalmente, en el debate sobre<br />

la política de frente popular y nacional que tuvo lugar en las páginas de Critica marxista, en el<br />

curso de 1965. Un hombre nada extremista, como Lelio Basso, admitiendo que los acuerdos de<br />

Yalta hacían difícil la salida socialista, plantea: ”Pero entre el socialismo y la ”restauración” post-<br />

1945 había una gama infinita de soluciones, entre las cuales me obstino en creer que el movimiento<br />

obrero habría podido avanzar bastante profundamente si no hubiese aceptado, durante y después de<br />

la Resistencia, en aras de la unidad antifascista, una serie de compromisos que facilitaron la<br />

restauración.” (Critica marxista, julio-agosto de 1965, p. 17.)<br />

176. El documento <strong>del</strong> PCF que aborda más a fondo esta cuestión es el adoptado por el Buró<br />

Politico el 3 de octubre de 1952, sobre los casos de André Marty y Charles Tillon (texto en Cahiers<br />

du Communisme, n.° 10, 1952). El conflicto con estos dos dirigentes <strong>del</strong> partido tenía como fondo<br />

divergencias a propósito de la política seguida durante la Resistencia y en el periodo que sigue a la<br />

Liberación. En esencia, Marty y Tillon -este último había tenido puestos de máxima responsabilidad<br />

en la organización militar de la Resistencia- consideraban que el partido había realizado una política<br />

oportunista y desaprovechado la ocasión. <strong>La</strong> dirección <strong>del</strong> PCF ahogó esta discusión, por los<br />

métodos habituales, recurriendo a innobles calumnias contra Marty, que fue expulsado <strong>del</strong> partido.<br />

Tillon permaneció en él, quedando anulado. En el documento mencionado se dice: ”Charles Tillon<br />

ha declarado recientemente, en un mitin en Drancy, que era ridículo acusarnos de querer tomar el<br />

poder el 28 de mayo último cuando hubiéramos podido tomarlo en 1944, pero no lo tomamos para<br />

ser fieles a nuestros compromisos. Charles Tillon deja entender así que el partido hubiera adquirido<br />

no se sabe qué compromisos a espaldas de la clase obrera y <strong>del</strong> pueblo, en lugar de explicar la<br />

realidad, es decir, que en 1944 no se daban las condiciones para que la clase obrera pudiera tomar el<br />

poder.” Y el Buró Político da la siguiente explicación: ”En agosto de 1944 la guerra no estaba aún<br />

terminada. Una inversión de las alianzas, que realizase el frente de las potencias capitalistas contra<br />

la Unión Soviética era posible. Si se les hubiera dado un pretexto, los americanos, venidos a Francia<br />

como combatientes de la onceava hora, por el temor de ver el ejército soviético avanzar demasiado<br />

en dirección <strong>del</strong> oeste, no hubieran dudado en aliarse con Hitler en Europa y con el Japón en Asia<br />

para levantar todas las fuerzas <strong>del</strong> capitalismo internacional contra el país <strong>del</strong> socialismo. En<br />

Francia misma, pese a los progresos considerables de su influencia, el partido hubiera sido aislado<br />

rápidamente si se hubiera lanzado en otra vía que no fuera la continuación de la guerra contra Hitler<br />

y ello no hubiera podido llevar más que a un sangriento fracaso. Se le hubiera proporcionado el<br />

pretexto a de Gaulle para recurrir a los ejércitos angloamericanos con el fin de aplastar a la clase<br />

obrera, entenderse con Petain y proseguir la siniestra faena de la Gestapo. <strong>La</strong> sabia y clarividente<br />

política <strong>del</strong> partido no ha permitido eso. Los <strong>comunista</strong>s son revolucionarios, no aventureros.” Y<br />

más lejos se escribe: ”<strong>La</strong> actitud hacia la Unión Soviética es la piedra de toque de los partidos<br />

<strong>comunista</strong>s, tanto en el plano <strong>del</strong> internacionalismo proletario, como en el plano de la política<br />

consecuente de independencia nacional.”<br />

<strong>La</strong> respuesta a esta argumentación la damos a lo largo de nuestro análisis y no vamos a volver aquí<br />

sobre ello. Señalemos únicamente los trucos polémicos de que se vale el Buró Político:<br />

a) Plantea la cuestión como si se tratara de tomar el poder en agosto de 1944. Pero nadie se hubiera<br />

enfadado si lo toma en abril de 1945, cuando ya no había peligro ninguno de inversión de alianzas y<br />

el intento podía coincidir con la gran insurrección <strong>del</strong> norte de Italia. A partir de agosto de 1944 lo<br />

que sí podía haber hecho el partido era tomar una vía de profundización y desarrollo <strong>del</strong> formidable

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