La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv
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revolución habían remo<strong>del</strong>ado a dirigentes y dirigidos, fundiéndolos en un mismo espíritu nacionalrevolucionario.<br />
Ciertamente, la masa de <strong>comunista</strong>s yugoslavos padecía la misma alienación<br />
ideológica que los <strong>comunista</strong>s de otros países: su conciencia estaba obnubilada por el fetichismo de<br />
las mercancías ideológicas avaladas por la legendaria etiqueta <strong>del</strong> Octubre soviético. Esta era la<br />
principal baza en el juego de Stalin. <strong>La</strong> dirección <strong>del</strong> PCY se dio cuenta desde el primer momento<br />
que para conseguir la desalienación <strong>del</strong> conjunto <strong>del</strong> partido el único revulsivo eficaz era la verdad.<br />
Poner a su disposición todos los elementos <strong>del</strong> problema: cartas de Stalin, resolución <strong>del</strong><br />
Kominform, respuestas yugoslavas, actividades de los servicios secretos, corte unilateral de las<br />
relaciones comerciales, etc. Que cada uno pudiera contrastar los hechos y las palabras.<br />
<strong>La</strong> resolución <strong>del</strong> Kominform terminaba con un llamamiento a los <strong>comunista</strong>s y al pueblo<br />
yugoslavos para que derrocaran a la dirección titista. Stalin y sus asociados estaban convencidos de<br />
que la primera medida de Tito sería ocultar al país el documento, impedir su difusión. En el mismo<br />
texto se decía que los dirigentes <strong>del</strong> PCY ”han tomado el camino de la mentira flagrante respecto a<br />
su partido y su pueblo, ocultan al Partido Comunista de Yugoslavia la crítica de la política errónea<br />
de su Comité Central”. Cuando esto se escribía hacía semanas que las cartas de Stalin se estaban<br />
leyendo en las asambleas de las organizaciones locales <strong>del</strong> PCY. Inmediatamente de aparecer la<br />
resolución <strong>del</strong> Kominform, Borba, órgano central <strong>del</strong> PCY, hizo una tirada de medio millón de<br />
ejemplares reproduciendo el texto íntegro <strong>del</strong> documento, acompañado de la respuesta yugoslava.<br />
Este número de Borba salió a la calle el 30 de junio. El 5 de julio Duclos escribía en L’Humanité:<br />
”El hecho de que los dirigentes yugoslavos no han publicado la resolución <strong>del</strong> Buró de Información<br />
demuestra que no están seguros de sus argumentos y temen hacer la luz ante el pueblo.” El<br />
embajador yugoslavo en París requirió en vano al director de L’Humanité para que rectificase.<br />
Ninguno de los partidos <strong>del</strong> Kominform, que acababan de acusar al PCY de falta de ”democracia<br />
interna”, publicaron la respuesta <strong>del</strong> Comité Central <strong>del</strong> PCY a la resolución <strong>del</strong> Kominform. Ni<br />
tampoco la proporcionaron a sus militantes por vía interior.<br />
Muchos <strong>comunista</strong>s yugoslavos creyeron que Stalin había sido engañado. Para hombres que<br />
profesaban la religión estaliniana no era fácil, aún disponiendo de todos los elementos de juicio<br />
conocidos en aquel momento, situarse de golpe en el terreno <strong>del</strong> marxismo laico. Máxime teniendo<br />
en cuenta que el papa <strong>del</strong> Kremlin se encontraba entonces en el apogeo de su gloria. En una reunión<br />
de <strong>comunista</strong>s de Belgrado se acordó enviarle un telegrama diciéndole: ”Creemos sinceramente en<br />
usted. Creemos que hará lo posible para hacer callar esta injusta acusación contra nuestro partido y<br />
nuestro Comité Central.”(31) Los jefes <strong>del</strong> PCY no se enfrentaron durante un tiempo con esta<br />
corriente. Comprendían que la liquidación <strong>del</strong> mito Stalin requería la intervención de la experiencia<br />
práctica de cada militante. Y por otra parte, no perdieron la esperanza de que ante la firme y casi<br />
unánime reacción <strong>del</strong> partido y <strong>del</strong> pueblo en Yugoslavia los jefes soviéticos diesen marcha atrás y<br />
pudiera llegarse a un arreglo. El V Congreso <strong>del</strong> PCY, celebrado el 21 de julio, transcurrió bajo esta<br />
ilusión. Al mismo tiempo que reafirmó enérgicamente las posiciones <strong>del</strong> partido y rechazó las<br />
acusaciones <strong>del</strong> Kominform, Tito declaró: ”Esperamos que los camaradas dirigentes <strong>del</strong> Partido<br />
Comunista bolchevique de la URSS nos darán la posibilidad de probar aquí, sobre el terreno, todo<br />
lo que la resolución [<strong>del</strong> Kominform] comporta de injusto.”(32) Y, la resolución aprobada por el<br />
congreso, al mismo tiempo que rechazaba categóricamente la requisitoria <strong>del</strong> Komintern, autorizaba<br />
el reingreso en él <strong>del</strong> PCY una vez resuelto el conflicto con el partido soviético. Después de elegir<br />
la nueva dirección por escrutinio secreto – era la primera vez que tal cosa se hacía en un partido<br />
<strong>comunista</strong> – el congreso clausuró sus sesiones con vivas a Stalin y a la Unión Soviética, alternados<br />
con los vivas a Tito.<br />
<strong>La</strong> respuesta inmediata de Stalin fue organizar un golpe de Estado contra Tito. El NKVD contaba<br />
con tres generales yugoslavos, entre ellos el jefe <strong>del</strong> Estado Mayor, que gozaban de prestigio por su<br />
papel en la guerra de liberación. Pero habiendo fracasado en el intento de arrastrar a otros oficiales,<br />
los tres generales trataron de escapar a la Unión Soviética, sin lograrlo. El jefe <strong>del</strong> Estado Mayor<br />
fue muerto por un guardia frontera yugoslavo y los otros dos detenidos poco después. Este episodio<br />
puso de manifiesto que pese a la adhesión aplastantemente mayoritaria <strong>del</strong> partido y el pueblo a la