La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv
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intensificarse la campaña contra la que, por decreto de Stalin, había dejado de serlo. Ambos<br />
aspectos iban estrechamente ligados.<br />
En la segunda quincena de noviembre de 1949 tuvo lugar la tercera, y última, reunión <strong>del</strong><br />
Kominform. En su orden <strong>del</strong> día figuraron tres puntos: ”<strong>La</strong> defensa de la paz y la lucha contra los<br />
promotores de guerra”; ”<strong>La</strong> unidad de la clase obrera y las tareas de los partidos <strong>comunista</strong>s y<br />
obreros” y ”El Partido Comunista yugoslavo en poder de los asesinos y de los espías”. A los dos<br />
primeros puntos, cuyos informantes fueron Suslov y Togliatti, nos referiremos en otro capítulo.<br />
Sobre el tercero informó Georghiu-Dej, secretario general <strong>del</strong> Partido Comunista rumano(44). El<br />
informe comenzaba diciendo que los acontecimientos acaecidos desde la resolución <strong>del</strong><br />
Kominform, y en particular el proceso de Budapest, habían ”confirmado enteramente la justeza de<br />
la resolución y destacado el valor excepcional, que desde el punto de vista teórico y práctico reviste<br />
ese documento para el movimiento revolucionario mundial”, su ”fuerza genial de previsión”, su<br />
”perspicacia científica”, por lo cual dicha resolución marcaba ”un viraje histórico en la orientación<br />
y en la actividad de todo el movimiento revolucionario mundial”. Gracias a ella, los partidos<br />
<strong>comunista</strong>s se habían hecho más conscientes de que la adhesión a la patria <strong>del</strong> socialismo, a la<br />
Unión Soviética, es la piedra de toque y el criterio <strong>del</strong> internacionalismo”. ”El camarada Stalin –<br />
agrega Georghiu-Dej – ha prestado una ayuda inmensa al movimiento <strong>comunista</strong> internacional. Con<br />
perspicacia genial, nos ha puesto en guardia contra una serie de desviaciones ideológicas, contra la<br />
confusión, y nos ha ayudado a combatirlas con éxito. Esa ayuda <strong>del</strong> camarada Stalin ha salvado a<br />
numerosos partidos marxistas.”<br />
El valor teórico de la resolución de junio de 1948, su calidad científica, el viraje histórico en la<br />
orientación y actividad de todo el movimiento revolucionario mundial, quedaban fundamentados,<br />
confirmados, en las confesiones de un supuesto grupo de polizontes y espías. Basándose en ellas – y<br />
exclusivamente en ellas – Georghiu-Dej no vacila en hacer afirmaciones tan grotescas como que los<br />
jefes <strong>comunista</strong>s yugoslavos eran al mismo tiempo, durante la guerra, agentes de la Gestapo y <strong>del</strong><br />
espionaje angloamericano. (Afirmaciones creídas ciegamente por millones de <strong>comunista</strong>s, lo que<br />
por sí sólo revela a qué nivel había descendido el ”marxismo” oficial en ese periodo.)<br />
”Ante la publicación de la resolución <strong>del</strong> Buró de Información – dice el informe – los monstruos fascistas<br />
de Belgrado comenzaron a quejarse de ser víctimas de una injusticia. Pero no tenían más que una idea:<br />
ocultar el mayor tiempo posible su pasado sombrío y sus lazos con el imperialismo angloamericano. El<br />
proceso de Budapest cayó como un rayo sobre la pandilla de Tito.<br />
Los hechos [sic] han demostrado que no se trataba de cualquier clase de faltas, sino de una política<br />
<strong>del</strong>iberadamente contrarrevolucionaria, antisoviética y anti<strong>comunista</strong>, llevada a cabo por una banda de<br />
espías, de confidentes y agentes provocadores profesionales, que desde hacía mucho tiempo formaban<br />
parte de la policía y de los servicios de espionaje burgueses. <strong>La</strong> mayor parte de los actuales dirigentes<br />
yugoslavos fueron enviados a su país por la Gestapo, desde los campos de concentración de Francia a<br />
partir de 1941<br />
[...] Churchill envió a Yugoslavia [durante la guerra] a su propio hijo, Randolf, encargado de una misión<br />
especial cerca de Tito. Más tarde el viejo reaccionario, enemigo jurado de la URSS, tuvo una entrevista<br />
personal con Tito. Desde entonces, Tito y su pandilla han gozado de una atención y confianza especiales<br />
por parte de los imperialistas.<br />
Por otra parte, en sus reveladoras declaraciones, el general yugoslavo Popivoda ha puesto bajo su<br />
verdadera luz la posición conciliadora de Tito, Rankovitch y otros para con los invasores hitlerianos y la<br />
Gestapo, así como la manera infame como traicionaron a los guerrilleros yugoslavos en los momentos<br />
más duros de la guerra<br />
[...] Los hechos [sic] revelados en el proceso de Budapest, en la república popular búlgara, en la república<br />
popular rumana y en los demás países de democracia popular, han demostrado hasta la saciedad que Tito,<br />
Rankovitch, Kar<strong>del</strong>j, Djilas, Pjade, Gochniak, Maslaritch, Bebler, Mrazovitch, Vukamovitch, Kotche,<br />
Popovitch, Kidritch, Nechkovitch, Zlatitch, Velebit, y otros, como Rajk, Brankov, Kostov, Patrascanu, y<br />
sus partidarios, son agentes de los servicios de espionaje de los imperialistas angloamericanos. Durante<br />
la segunda guerra mundial, esos despreciables espías y traidores ayudaban ya a los imperialistas<br />
angloamericanos a preparar los puntos de apoyo para la realización de su plan de dominación mundial.