La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv
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el Partido Comunista griego y otros núcleos de la Resistencia decidieron emprender de nuevo la vía<br />
de la lucha armada, iniciándose la guerra civil. Sintiéndose débil para hacer frente a la situación, el<br />
imperialismo inglés cedió el papel de gendarme al imperialismo americano y, el 12 de marzo de<br />
1947, Truman anunció que los Estados Unidos asumían la ”protección” de Grecia y Turquía,<br />
primera aplicación de la ”doctrina Truman”.<br />
Crítica yugoslava <strong>del</strong> oportunismo francoitaliano<br />
Como es natural, los dirigentes <strong>comunista</strong>s de Belgrado veían en la intervención armada <strong>del</strong><br />
imperialismo yanqui en Grecia una amenaza directa a la revolución yugoslava. Y bajo la misma<br />
óptica consideraban la evolución reaccionaria de la situación política en Francia e Italia,<br />
acompañada de la implantación militar de los americanos en ambos países. En ese contexto tiene<br />
lugar la crítica de Kar<strong>del</strong>j y Djilas, en la conferencia constitutiva <strong>del</strong> Kominform, a la política de los<br />
<strong>comunista</strong>s franceses e italianos. Los términos exactos de dicha crítica permanecen secretos hasta<br />
hoy, pero es posible formarse una idea bastante aproximada a través de algunas revelaciones<br />
posteriores de los yugoslavos y, sobre todo, de las notas tomadas en el curso de la reunión por E.<br />
Reale (representante, junto con Longo, <strong>del</strong> PCI), las cuales fueron publicadas en 1957. Estos datos<br />
pueden contrastarse, además, con las referencias indirectas que se encuentran en los informes y<br />
documentos de la conferencia dados a la publicidad, particularmente en el informe de Kar<strong>del</strong>j sobre<br />
la actividad <strong>del</strong> PCY(110) A partir de estas fuentes hemos elaborado la síntesis que sigue.<br />
Los yugoslavos consideraban que en el movimiento <strong>comunista</strong> internacional se había perfilado<br />
durante la guerra, y después de la victoria sobre el hitlerismo, una tendencia a la revisión <strong>del</strong><br />
marxismo-leninismo, cuya expresión más neta era el ”browderismo”. Según esta tendencia, después<br />
de la guerra se abría un periodo de desarrollo pacífico, de apaciguamiento de la lucha de clases,<br />
tanto a escala internacional como nacional. <strong>La</strong> política de los partidos <strong>comunista</strong>s de Francia e Italia<br />
– dan a entender los yugoslavos – es una expresión particular de esa tendencia. Parte de la<br />
posibilidad de una vía pacífica, legal y parlamentaria hacía la toma <strong>del</strong> poder por la clase obrera. Se<br />
trata de una repetición, en cierta forma, de la vía socialdemócrata después de la primera guerra<br />
mundial. Los <strong>comunista</strong>s italianos y franceses han calificado los regímenes en cuyos gobiernos<br />
participaban como un comienzo de democracia popular, lo cual – decían los representantes <strong>del</strong> PCY<br />
– es profundamente erróneo. Mientras se hacían esas afirmaciones el complot para expulsar a los<br />
<strong>comunista</strong>s <strong>del</strong> gobierno estaba en marcha. <strong>La</strong> burguesía había tenido interés en colaborar con los<br />
<strong>comunista</strong>s mientras se sentía débil, y los <strong>comunista</strong>s italianos y franceses debían haber<br />
aprovechado esa situación para ocupar posiciones clave, pero no lo hicieron. En cambio, con su<br />
teoría de que los regímenes de colaboración con la burguesía significaban un comienzo de<br />
democracia popular, a partir <strong>del</strong> cual ésta se desarrollaría por la vía legal y parlamentaria, no han<br />
logrado más que desarmar a las masas, sembrar ilusiones en la democracia cristiana y en otros<br />
partidos burgueses, así como en la socialdemocracia. Los <strong>comunista</strong>s franceses e italianos debían<br />
haber comprendido que su cohabitación con la burguesía y con la socialdemocracia no podía durar<br />
largo tiempo. No podía ser más que una lucha en la que la victoria correspondería a quien tuviera<br />
más audacia, visión más clara, menos ilusiones en las coaliciones parlamentarias, y lograse<br />
conquistar el apoyo de las masas para tomar el poder.<br />
Con los camaradas italianos – afirmaron los yugoslavos – hemos tenido relaciones estrechas durante<br />
la guerra. Les hemos invitado a estudiar nuestra experiencia, la vía que nos había permitido liberar<br />
gran parte <strong>del</strong> territorio y crear un ejército. Pero ellos no quisieron seguir el camino de la<br />
insurrección. Decían que era preciso frenar la evolución revolucionaria <strong>del</strong> norte de Italia para<br />
evitar la ruptura con el sur. Togliatti consideraba que los <strong>comunista</strong>s no habrían podido tomar el<br />
poder más que en una parte de Italia, con lo que el país hubiera sido dividido, perdiendo su unidad y<br />
su independencia.<br />
En lugar de constituir la unidad antifascista desde abajo, con órganos emanados de las masas,<br />
integrados por todas las tendencias dispuestas realmente a seguir el camino de la lucha armada y de<br />
la instauración de un poder auténticamente popular, los dirigentes <strong>comunista</strong>s franceses e italianos