La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv
La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv
La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
183<br />
de los dirigentes <strong>del</strong> PCUS, no son conocidos aún. London pudo comprobar, a través de los<br />
interrogatorios sufridos y de referencias que le comunicaron otras víctimas, que la instrucción<br />
estaba dirigida por funcionarios soviéticos. Cita, por ejemplo, las revelaciones que le hizo después<br />
de su rehabilitación, en 1956, Alois Samec, antiguo voluntario de las Brigadas Internacionales, que<br />
había colaborado durante un periodo con los ”consejeros soviéticos”: ”Llegaron a Checoslovaquia<br />
en el otoño de 1949, después <strong>del</strong> proceso Rajk. Decían que entre nosotros debía existir también una<br />
conspiración contra el Estado. Que los enemigos, con el propósito de derrocar el régimen socialista,<br />
estaban infiltrados en todos los eslabones <strong>del</strong> partido y <strong>del</strong> aparato gubernamental. Cumpliendo las<br />
instrucciones que nos daban se procedía a la detención de las personas que ”podían” realizar<br />
actividades contra el Estado por sus funciones y relaciones. <strong>La</strong>s pruebas sólo se buscaban después<br />
[...] Yo recibí orden <strong>del</strong> consejero soviético Borisov, de entregarle personalmente, al fin de cada<br />
interrogatorio, una copia <strong>del</strong> acta establecida con el acusado. Le hice notar que el secretario general<br />
<strong>del</strong> partido recibía ya una copia de cada acta. Me mandó a paseo sin contemplaciones, ordenándome<br />
no discutir sus instrucciones. Tuve contacto también con otros consejeros soviéticos, en particular<br />
Lijatchev y Smirnov. Coleccionaban informaciones comprometedoras sobre todo el mundo, en<br />
particular sobre gentes que ocupaban altas funciones, incluidos Slanski y Gottwald [...]” (p. 82-83).<br />
A veces los policías checos que llevaban directamente los interrogatorios cometían indiscreciones<br />
reveladoras de la personalidad que los dirigía. Por ejemplo: ”Un hombre como Radek resistió tres<br />
meses. Después acabó por confesar todo. Tú resistes desde hace cuatro meses. ¿ Crees que este<br />
juego va a durar mucho?” London dedujo, con razón, que solamente un soviético había podido<br />
comunicarle al checo un dato como los meses de ”interrogatorio” aguantados por Radek (p. 153).<br />
Véanse otras referencias sobre la misma cuestión en las páginas 44, 71-72, 120-121, 159, 227, 235-<br />
236, 256, 259, 261, 263, 267, 291, 295, 322, 329, 357, 274, 377, 444. Durante la ”primavera”<br />
checoslovaca la prensa de Praga reveló que el mismo Mikoyan había intervenido directamente en<br />
determinadas fases <strong>del</strong> proceso Slanski.<br />
En el caso de Polonia la intervención soviética tomó formas particularmente descaradas. Al mismo<br />
tiempo que Gomulka, el general Spichalski y otros dirigentes <strong>comunista</strong>s polacos eran excluidos <strong>del</strong><br />
partido (noviembre de 1949), el gobierno polaco, acatando órdenes de Moscú, nombraba ministro<br />
de defensa de Polonia al mariscal soviético Rokosovski (de origen polaco, pero formado en Rusia,<br />
hablando polaco con fuerte acento ruso), el cual se rodeó de especialistas soviéticos e inició la<br />
depuración en el ejército polaco que culminó en el proceso de generales y oficiales de agosto de<br />
1951. En vísperas de este proceso Mólotov se presentó en Varsovia, acompañado <strong>del</strong> mariscal<br />
Zhukov, y pronunció un discurso exigiendo la intensificación de la lucha contra ”los nacionalistas<br />
de derecha y los titistas de toda especie”. (Véase Fejto: Op, cit., t. I, p. 226.)<br />
54. Véase el libro de Giulio Seniga, exfuncionario <strong>del</strong> Partido Comunista italiano, Togliatti e Stalin,<br />
Sugar, Milán. 1961. Da cuenta de una reunión secreta, celebrada en Moscú <strong>del</strong> 12 al 14 de julio de<br />
1953, en la que el PCI estuvo representado por Pietro Secchia. Los soviéticos informaron que Beria<br />
había intentado ir demasiado lejos en la vía de las concesiones a Occidente, proponía el abandono<br />
de la construcción <strong>del</strong> socialismo en la República Democrática alemana y su transformación en<br />
Estado burgués. Y como prueba decisiva de su condición de agente de los servicios secretos<br />
imperialistas, informaron sobre la carta descubierta en el momento de arrestarle. Como se ve, las<br />
”pruebas” de la traición de Beria eran rutinariamente idénticas a las que Beria había utilizado para<br />
enviar al patíbulo o la cárcel a miles de <strong>comunista</strong>s de las democracias populares.<br />
55. Ignacio Gallego: ”<strong>La</strong> lucha contra el titismo es un deber revolucionario de los <strong>comunista</strong>s”,<br />
Nuestra Bandera, número 4, 1950, p. 176. (<strong>La</strong>s citas que hacemos en este punto de textos de unos u<br />
otros dirigentes <strong>comunista</strong>s españoles, franceses, chinos, etc., no quiere decir que se distinguieran<br />
particularmente en la campaña antititista. <strong>La</strong>s responsabilidades en esta cuestión son generales, y<br />
nuestra selección de textos está inspirada únicamente por su representatividad.)<br />
56. Liu Chao-tchi: ”Internacionalismo y nacionalismo”, Por una paz duradera, por una democracia<br />
popular, 1 de junio de 1949.