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La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv

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”<strong>La</strong>s fuerzas <strong>comunista</strong>s – escribe uno de los mejores conocedores occidentales <strong>del</strong> problema – tuvieron<br />

que desarrollar sus operaciones de manera extremadamente fragmentaria, por un lado en razón de sus<br />

objetivos políticos que les llevaban a diluirse en las más vastas zonas posibles, a fin de buscar el contacto<br />

con las poblaciones, y por otro lado en razón de su extrema inferioridad material frente a los japoneses.<br />

Practicaron así una guerra de guerrillas más alejada aún <strong>del</strong> tipo regular que las campañas <strong>del</strong> Chiangsi, y<br />

nunca fue rebasado el escalón de las pequeñas unidades, alcanzando como máximo el regimiento.”(10)<br />

Esta táctica de combate se articulaba íntimamente con la implantación <strong>del</strong> nuevo poder<br />

revolucionario en grandes zonas agrarias dentro de las provincias ocupadas por los japoneses. Mao<br />

aplicaba, en una palabra, la estrategia de la ”guerra prolongada” formulada en 1938. No excluía el<br />

paso a la guerra de maniobra en una fase posterior: ”<strong>La</strong> guerra será larga y encarnizada – decía Mao<br />

–, y en su curso las tropas guerrilleras, logrado el necesario adiestramiento, se transformarán poco a<br />

poco en tropas regulares, su manera de combatir se hará poco a poco más regular, y la guerra de<br />

guerrillas se convertirá en guerra de maniobra.”(11) <strong>La</strong> repetina capitulación <strong>del</strong> Japón, después de<br />

Hiroshima, excluyó tal fase en la guerra antijaponesa, pero la estrategia de Mao no estaba concebida<br />

únicamente en función de esa guerra. Tenía como perspectiva la inevitable continuación de la lucha<br />

armada contra las fuerzas reaccionarias <strong>del</strong> Kuomintang (lucha que, en la práctica, apenas cesó<br />

durante la guerra antijaponesa). Se proponía acumular fuerzas, y no quemarlas prematuramente, con<br />

vistas a la guerra civil. En una palabra, el objetivo final de la estrategia maoísta no se limitaba a la<br />

liberación nacional: incluía la revolución social. <strong>La</strong> íntima articulación de estos dos aspectos<br />

constituyó, como es bien sabido, la clave de la victoria <strong>comunista</strong> en China.<br />

<strong>La</strong> estrategia politicomilitar de Mao entraba en conflicto con la de Stalin a varios niveles. En tanto<br />

existió el riesgo de un ataque japonés contra el Extremo Oriente soviético, aproximadamente hasta<br />

1943 – el conflicto se presentó sobre todo a nivel de la táctica militar, como ahora reconoce el<br />

Kommunist. Mientras Mao reservaba y preparaba fuerzas en función de los intereses estratégicos de<br />

la revolución china, a Stalin le convenía que tanto Mao como Chiang volcaran inmediatamente sus<br />

contingentes militares contra los japoneses. Análogo interés tenían los americanos, a fin de ver<br />

aligerado su esfuerzo de guerra en el Pacífico. Por su parte, Chiang reservaba el ejército<br />

kuomintaniano para el inevitable arreglo de cuentas con los <strong>comunista</strong>s. A comienzos de la guerra<br />

Chiang había concebido el plan de que los japoneses le ayudaran a destruir los <strong>comunista</strong>s.<br />

Aprovechando que entonces el ejército popular se encontraba formalmente bajo la autoridad <strong>del</strong><br />

gobierno nacional, le ordenó atacar las principales fuerzas <strong>del</strong> invasor(12). Mao no cayó en esta<br />

trampa. Desobedeció a Chiang lo mismo que más tarde desobedeció a Stalin. De haber cedido a las.<br />

exigencias de este último en el periodo 1941-1943 el ejército revolucionario se hubiera quebrantado<br />

profundamente y a la hora de la capitulación <strong>del</strong> Japón los <strong>comunista</strong>s chinos se habrían encontrado<br />

a merced <strong>del</strong> Kuomintang y de los americanos. Hay que tener presente, porque es un dato<br />

fundamental, que el PCC no recibió ayuda militar de los soviéticos durante toda la guerra contra el<br />

Japón. Stalin exigía a los <strong>comunista</strong>s chinos intensificar las operaciones militares contra el ejército<br />

nipón, pero no hacía nada por compensar su trágica inferioridad en armamento(13)<br />

A un nivel político más general, la estrategia de Mao entraba en conflicto también con los objetivos<br />

de largo alcance <strong>del</strong> Kremlin. El proyecto revolucionario <strong>del</strong> PCC – la victoria <strong>comunista</strong> en China<br />

– era difícilmente conciliable con el gran proyecto de Stalin: llegar a un arreglo duradero con los<br />

Estados Unidos, en Asia como en Europa, sobre la base <strong>del</strong> reparto de las zonas de influencia. En<br />

Asia semejante arreglo sólo era compatible, en el mejor de los casos, con un régimen chino en el<br />

que los <strong>comunista</strong>s se encontraran sometidos a la burguesía nacional, a la jefatura de Chiang<br />

Kaichek. De ahí que Stalin no cejara en sus presiones por lograr que la dirección <strong>del</strong> PCC llegara a<br />

un compromiso de ese género con el Kuomintang, al mismo tiempo que apoyaba la política<br />

americana dirigida a lograr que Chiang Kai-chek renunciara a su anticomunismo visceral e hiciera<br />

determinadas concesiones al PCC para facilitar la integración de éste en el régimen kuomintaniano.<br />

En el otoño de 1944, Roosevelt envía al general Hurley como embajador ante Chiang. Hurley pasa<br />

antes por Moscú donde examina la situación de China con Mólotov. Basándose en esta entrevista<br />

”convence” al dictador chino de que: ”1°) Rusia no sostiene al Partido Comunista de China; 2°)

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