La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv
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e Italia hablan de una vía específica, no soviética, ”francesa” e ”italiana”, hacia el socialismo. En<br />
los Estados Unidos, Earl Browder, seguido de una fracción importante <strong>del</strong> partido, pasa<br />
abiertamente al reformismo, y es excomulgado en 1946. Pero lo más inquietante para Stalin era lo<br />
que sucedía en su glacis europeo. Y en particular la evolución yugoslava.<br />
Por consiguiente, la situación interna <strong>del</strong> movimiento <strong>comunista</strong> en el periodo que va de la<br />
disolución de la Komintern a la creación <strong>del</strong> Kominform era compleja y contradictoria. Se<br />
fortalecían los fundamentos ideológicos y políticos <strong>del</strong> monolitismo estaliniano, tomaban<br />
proporciones avasalladoras el prestigio y la autoridad de Stalin, <strong>del</strong> Partido Comunista soviético, y<br />
al mismo tiempo se incubaban tendencias centrífugas y aparecían actitudes conflictivas que ponían<br />
en peligro la cohesión ”monolítica” <strong>del</strong> movimiento. <strong>La</strong> rebelión yugoslava de 1948 abrió la<br />
primera gran brecha en el edificio mundial <strong>del</strong> monolitismo estaliniano y puso al descubierto el<br />
carácter radicalmente antagónico de la contradicción entre el nacionalismo granruso y los<br />
movimientos revolucionarios enraizados en la realidad nacional. Pero la rebelión yugoslava, con el<br />
aislamiento total en que quedó dentro <strong>del</strong> movimiento <strong>comunista</strong>, puso de relieve al mismo tiempo<br />
la fuerza inmensa que conservaban los resortes ideológicos y políticos <strong>del</strong> monolitismo en el<br />
conjunto <strong>del</strong> movimiento. <strong>La</strong> lucha contra la ”herejía” yugoslava sirvió, además, para tensar esos<br />
resortes y dotarlos de mayor agresividad durante todo un periodo.<br />
Ya antes <strong>del</strong> caso yugoslavo, en un terreno más trillado, familiar para los veteranos de la IC, había<br />
sido puesta a prueba con pleno éxito la cohesión monolítica <strong>del</strong> movimiento <strong>comunista</strong> salido de la<br />
guerra: nos referimos al gran ”viraje” de 1947, determinado por la <strong>crisis</strong> de las alianzas<br />
antifascistas. De hecho, esta <strong>crisis</strong> ponía al descubierto todo lo que había habido de oportunista en<br />
la política estaliniana desde 1941, tanto a escala internacional, en el marco de la ”gran alianza”,<br />
como a escala nacional, en la política de la mayor parte de los partidos <strong>comunista</strong>s. Pero el ”viraje”<br />
se realizó sin que en los partidos hubiera previamente una discusión fundamental sobre la política<br />
seguida hasta entonces – en la etapa crucial de la guerra y de la inmediata postguerra –, ni sobre la<br />
que habría de seguir en lo sucesivo. Fue decidido por Stalin y sus colaboradores inmediatos, e<br />
impuesto al conjunto <strong>del</strong> movimiento <strong>comunista</strong>, sin que se levantara una sola voz de protesta<br />
contra el procedimiento seguido, ni surgieran divergencias sobre las tesis y directivas soviéticas.<br />
Entre estas últimas figuraba la constitución <strong>del</strong> Kominform. El movimiento <strong>comunista</strong> se encontró<br />
de la noche a la mañana con un nuevo centro dirigente, sin haber tenido arte ni parte en su creación.<br />
Todo se resolvió en una reunión secreta – celebrada en Polonia, en septiembre de 1947 – de<br />
representantes de los nueve partidos que por voluntad de Stalin debían formar el nuevo organismo<br />
(los partidos de la Unión Soviética, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria,<br />
Yugoslavia, Francia e Italia)(8). Ni siquiera los órganos centrales de estos partidos habían discutido<br />
previamente las cuestiones que se trataron en la reunión: la nueva situación internacional, la política<br />
a seguir en esa nueva situación por el movimiento <strong>comunista</strong>, la creación <strong>del</strong> Kominform, etc.<br />
<strong>La</strong> problemática relativa a la nueva línea <strong>del</strong> movimiento <strong>comunista</strong> adoptada en la reunión<br />
constitutiva <strong>del</strong> Kominform será abordada en el capítulo siguiente, pero antes es preciso analizar el<br />
proceso que determina el viraje de 1947 – la evolución de la situación internacional desde el final<br />
de la guerra – comenzando por un problema que el conclave de Polonia se vio obligado a tratar,<br />
aunque lo hiciera en forma mutilada, escamoteando el elemento esencial – la política de Stalin – y<br />
sin reconocerlo explícitamente como lo que realmente era: el problema de la frustración de la<br />
revolución en Francia e Italia. Pero aunque fuera de esa manera espúrea, la reunión de Polonia tuvo<br />
que tratar tan espinoso problema porque dicha frustración fue un elemento capital <strong>del</strong> proceso<br />
político que habría de desembocar en la situación de 1947, cuando las grandes ilusiones sembradas<br />
por la ”gran alianza” se vinieron abajo para dejar paso a la ”guerra fría”; cuando las esperanzas en<br />
una vía pacífica, democrático-parlamentaria, hacia el socialismo en Europa, revelaron su inanidad.<br />
<strong>La</strong> revolución frustrada (Francia)<br />
Es evidente que en las condiciones de 1945, con el ejército rojo en el Elba, la confirmación de la<br />
posibilidad revolucionaria creada en Francia e Italia hubiera sido la victoria de la revolución en la