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La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv

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de la dirección titista; lo único que pedía es que los <strong>comunista</strong>s yugoslavos se reunieran en congreso<br />

y cambiaran su dirección, cosa completamente legítima, porque -dice el documento – ”los<br />

congresos de los partidos marxistas no se reúnen para glorificar a los jefes sino para analizar, desde<br />

el punto de vista crítico, la actividad de la dirección existente, y si es necesario renovaria o<br />

sustituirla por una nueva dirección. En todos los partidos marxistas donde existe democracia interna<br />

este método de cambio de la dirección es natural y completamente normal”. No había más que<br />

seguir el ejemplo <strong>del</strong> Partido Comunista de la URSS. En cuanto a los malos tratos sufridos por los<br />

”ciudadanos soviéticos” detenidos, la nota cita tres casos (es de suponer que entre los más<br />

extremos). En el primero, el detenido fue ”golpeado durante varios días”, ”obligado a permanecer<br />

de pie, sin movimiento, durante varias horas ”privado de dormir, de alimentos y de agua durante<br />

dos días”; en el segundo, el detenido ”no recibió alimento alguno durante seis días”, y en ”el curso<br />

de los interrogatorios fue golpeado en las piernas con un bastón”; en el tercer caso, el detenido, ”fue<br />

sometido durante 22 días consecutivos a interrogatorios nocturnos”, ”se le exigió que respondiese a<br />

la pregunta relativa a su actitud con respecto a la resolución <strong>del</strong> Buró de Información”, ”fue<br />

molestado varias veces en el curso de los interrogatorios y llevado seis veces a un calabozo donde<br />

sólo podía estar de pie”. Métodos tan incalificables, desconocidos en la Unión Soviética, no podían<br />

por menos de suscitar la indignación de la conciencia humanista de Stalin: ”¿Se puede calificar de<br />

régimen democrático popular a un régimen que practica esos horrores y aplica trato tan brutal a las<br />

personas? – clama la nota <strong>del</strong> gobierno de la URSS –. ¿No sería más exacto decir que un régimen<br />

donde se tolera que las personas sean maltratadas a tal extremo es un régimen fascista, de la<br />

Gestapo?” Y la nota terminaba declarando que si el gobierno yugoslavo no accedía a las<br />

reclamaciones soviéticas, el gobierno de la URSS ”se verá obligado a recurrir a otros medios más<br />

eficaces para defender los derechos y los intereses de los ciudadanos soviéticos en Yugoslavia, y<br />

para llamar al orden a los agentes de la violencia fascista desencadenada”(34). ¿A qué ”otros<br />

medios más eficaces” aludía el gobierno soviético? El bloqueo económico de Yugoslavia por la<br />

URSS y las democracias populares era total en ese momento. <strong>La</strong> campaña difamatoria parecía llegar<br />

al límite de sus recursos. Aparentemente sólo quedaba la intervención militar. <strong>La</strong> prensa occidental<br />

se llenó de noticias alarmistas sobre movimientos de tropas soviéticas en las democracias populares<br />

limítrofes con Yugoslavia, y de advertencias oficiosas sobre la decisión de los Estados Unidos y de<br />

los Estados europeos de intervenir en caso necesario. Tito proclamó una vez más la voluntad<br />

yugoslava de hacer frente a toda eventualidad. Y en lugar de intervención militar soviética hubo el<br />

proceso de Rajk y la segunda resolución <strong>del</strong> Kominform contra Yugoslavia. Pero antes se puso en<br />

circulación una nueva ”prueba” de la ”traición” de Tito.<br />

Según vimos, a comienzos de 1948 Stalin exigió a los <strong>comunista</strong>s yugoslavos que cesaran en la<br />

ayuda a la lucha armada de los <strong>comunista</strong>s griegos. El PCY no cedió a esta exigencia, pero su<br />

condena por el Kominform le colocó en situación extremadamente precaria – como es fácil<br />

comprender después de todo lo expuesto – para continuar prestando su asistencia a los combatientes<br />

griegos en la medida que éstos necesitaban. A partir de la resolución <strong>del</strong> Komin-form, Yugoslavia<br />

tuvo que mantener prácticamente sus fuerzas militares en estado de alerta, prestas a entrar en acción<br />

si Stalin se decidía por la intervención militar. Por otra parte, la resolución <strong>del</strong> Kominform tuvo<br />

efectos catastróficos en el Partido Comunista griego y en el ejército guerrillero. Muchos de sus<br />

cuadros, en efecto, incluido el general Markos, jefe <strong>del</strong> gobierno revolucionario instalado en las<br />

montañas <strong>del</strong> norte, no aceptaron la condena <strong>del</strong> PCY y fueron víctimas de una vasta depuración,<br />

organizada por Zachariades, secretario general <strong>del</strong> partido, y otros elementos partidarios <strong>del</strong><br />

Kominform, que lograron imponerse en la dirección <strong>del</strong> PCG. A finales de 1948, Zachariades<br />

acumuló la secretaría general <strong>del</strong> partido con el mando supremo de las fuerzas armadas. Como<br />

reconoció después la prensa griega, hacia el otoño de 1948 la situación de las tropas<br />

gubernamentales, pese a los técnicos y el armamento americanos, era alarmante. El ejército<br />

revolucionario había tenido en el curso <strong>del</strong> año una serie de éxitos espectaculares. Desde finales de<br />

1948, después de la eliminación de Markos y de la depuración antiyugoslava, la marcha de la guerra<br />

civil sufrió un cambio radical a favor de los gubernamentales, que la prensa griega atribuyó al<br />

talento estratégico <strong>del</strong> general Papagos. Todavía hoy está por esclarecer si este nuevo curso de la

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