06.05.2013 Views

La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv

La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv

La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

129<br />

Rusia no quiere en China disensiones ni guerra civil; 3°) Rusia desea tener con China las más<br />

armoniosas relaciones.”(14) En conversaciones con Hurley (15 de abril de 1945) y con Hopkins (28<br />

de mayo), Stalin ratifica que el objetivo soviético es la reunificación de China bajo la jefatura de<br />

Chiang. Hopkins informa a Truman que Stalin se ha comprometido a ”hacer todo lo que esté en su<br />

poder por realizar la unidad de China bajo la autoridad de Chiang Kai-chek”, y le ha declarado que<br />

”ningún jefe <strong>comunista</strong> [chino] era suficientemente fuerte como para realizarla por sí mismo”(15)<br />

(En junio de 1944, Stalin había dicho a Harriman: ”¿Comunistas, los <strong>comunista</strong>s chinos? Son<br />

respecto al comunismo lo que la margarina respecto a la mantequilla.”(16)) Estas declaraciones que<br />

los políticos americanos atribuyen a Stalin y sus colaboradores podrían tomarse como astucias<br />

diplomáticas de aquél si no tuvieran su perfecta correspondencia en otros actos y en toda la<br />

orientación general de la política estaliniana de ”gran alianza”. El 14 de agosto de 1945 Moscú<br />

concluye con Chiang Kai-chek el ”Tratado de amistad y alianza chinosoviético”, en virtud <strong>del</strong> cual,<br />

y en conformidad con el acuerdo secreto de Yalta, la URSS recupera las bases y concesiones<br />

arrancadas por la Rusia zarista a China y perdidas en la guerra rusojaponesa de 1905. El gobierno<br />

de Chiang resistió tenazmente a esas pretensiones de Moscú – era el momento en que las potencias<br />

occidentales renunciaban, una tras otra, a sus antiguas concesiones en China y a ésta se le reconocía<br />

el rango de gran potencia, miembro permanente <strong>del</strong> Consejo de Seguridad de la ONU – y sólo cedió<br />

después de que Stalin se comprometió – según versión de algunos historiadores – a no sostener los<br />

<strong>comunista</strong>s chinos(17). Los acontecimientos que siguieron a la capitulación <strong>del</strong> Japón abonan en<br />

cierto modo esta versión, pero sólo en cierto modo. El ejército soviético liberador de Manchuria no<br />

dio a los <strong>comunista</strong>s chinos, en efecto, la asistencia decisiva que hubiera podido prestarles. En lugar<br />

de entregarles las instalaciones industriales de esa región – las más impor- tantes de China – las<br />

desmontó y envió a la Unión Soviética como botín de guerra; en lugar de permitirles que tomaran el<br />

poder en Mukden (principal nudo ferroviario y centro industrial de Manchuria) así como en otras<br />

ciudades, las autoridades soviéticas llegaron a un arreglo con Chiang para entregárselas a sus<br />

tropas; habiendo podido transportar a Pekín y otros centros <strong>del</strong> norte de China las unidades <strong>del</strong><br />

ejército popular, antes de que llegaran los nacionalistas, no lo hicieron, y los nacionalistas pudieron<br />

instalarse allí, transportados por aviones y barcos americanos. Pero en cambio las autoridades<br />

militares soviéticas no se opusieron a que el ejército popular y las organizaciones de los <strong>comunista</strong>s<br />

chinos se extendieran por las zonas agrarias de Manchuria e incluso se apoderaran de algunas<br />

ciudades como Harbin y Changchun. Y sobre todo – éste fue el gran regalo de Stalin a los<br />

<strong>comunista</strong>s chinos – el mando soviético entregó a las tropas de Mao parte <strong>del</strong> armamento <strong>del</strong><br />

ejército japonés de Manchuria(18). (Bien es verdad que proceder de otra manera – rehusar a los<br />

<strong>comunista</strong>s una parte de las armas japonesas, mientras el grueso de ellas iba a parar al Kuomintang<br />

– hubiese sido excesivamente escandaloso por parte <strong>del</strong> jefe <strong>del</strong> comunismo internacional.) En<br />

resumidas cuentas, Stalin tendió una mano a Chiang y otra a Mao, al mismo tiempo que les<br />

empujaba a entenderse. Ratificó su reconocimiento <strong>del</strong> primero como jefe <strong>del</strong> Estado chino, le dio<br />

algunas facilidades para instaurar su autoridad en el norte <strong>del</strong> país, pero le exigió que diera<br />

participación en el gobierno a los <strong>comunista</strong>s (poco después de la firma <strong>del</strong> tratado china soviético,<br />

y bajo la presión conjunta de Moscú y Wáshington, Chiang Kai-chek invitó a Mao a discutir la<br />

cuestión de la entrada <strong>del</strong> PCC en el gobierno). Al segundo le permitió paliar un tanto su acentuada<br />

inferioridad en armamento, pero le exigió hacer importantes concesiones al Kuomintang.<br />

Guerra revolucionaria o ”unión nacional”<br />

En relación con las presiones de Stalin sobre Mao existe un testimonio de primer orden, que a<br />

nuestro conocimiento nunca ha sido desmentido por Moscú. Ya hemos aludido a él en otro lugar y<br />

lo reproduciremos ahora con mayor detalle. Según la referencia dada por Kar<strong>del</strong>j, en febrero de<br />

1948 Stalin reveló ante él y Dimítrov lo siguiente:<br />

”Después de la guerra hemos invitado a los camaradas chinos a venir aquí a discutir la situación de su<br />

país. Les dijimos brutalmente que, a nuestro juicio, la insurrección en China no tenía porvenir, y debían<br />

buscar un modus vivendi con Chiang Kai-chek, entrar en el gobierno de Chiang Kai-chek y disolver su<br />

ejército. Los camaradas chinos dijeron que aprobaban el punto de vista de los camaradas soviéticos, pero

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!