La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv
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biografía de Togliatti. Acusar de fomentar la ”violencia”, la ”arbitrariedad” y la ”anarquía”, al<br />
partido que venía predicando constantemente la necesidad de mantener el ”orden y la disciplina”,<br />
que fomentaba en el pueblo italiano la creencia en los fines liberadores, democráticos y pacifistas de<br />
los Aliados, que cultivaba en las masas proletarias la conciencia de su misión nacional, precisando<br />
bien que no había que entenderla como los proletarios rusos en 1917; lanzar semejante acusación<br />
contra este partido, no sólo era una ”enorme calumnia” sino que aparenten-lente no tenía sentido.<br />
Pero la política es la política. <strong>La</strong> dirección de la democracia cristiana no quería ofender a su aliado;<br />
simplemente, quería obligarle a apretar un poco más el freno puesto a las masas populares. Los<br />
comités de liberación, por ejemplo, mostraban una enojosa propensión – a escala local, provincial,<br />
se entiende – a acentuar su poder, a tomar iniciativas independientes <strong>del</strong> gobierno, en una palabra, a<br />
crear una situación de doble poder. Y ése era el camino ruso, no el que se había convenido recorrer<br />
en Italia. Tendencias tanto más peligrosas cuanto que se acercaba la hora <strong>del</strong> norte, baluarte de los<br />
comités de liberación y de los partidos obreros, que disponían <strong>del</strong> ejército guerrillero. Poco antes de<br />
la <strong>crisis</strong> ministerial la dirección <strong>del</strong> Partido Comunista había precisado su posición en relación con<br />
los comités de liberación:<br />
”Los comités de liberación nacional, en lugar de ser mantenidos al margen, como tienden a hacer ciertas<br />
autoridades, deben ver sus funciones reconocidas y ampliadas, evitando ciertamente un desdoblamiento<br />
de poderes, pero asegurando la participación activa de todas las fuerzas democráticas y antifascistas al<br />
esfuerzo organizado que el país debe realizar.”(69)<br />
El ataque de la democracia cristiana al PCI y la <strong>crisis</strong> ministerial tenían por objeto asegurar un curso<br />
político en el que las tendencias al ”desdoblamiento de poderes” se cortaran más radicalmente, y la<br />
”participación activa” de las fuerzas democráticas y antifascistas se sujetara más estrictamente al<br />
marco determinado por el gobierno. En contradicción con el canto de victoria que entona<br />
inmediatamente de resolverse la <strong>crisis</strong> ministerial, Togliatti reconoce poco después que los<br />
”acontecimientos de la última <strong>crisis</strong> gubernamental significan, en varios aspectos, el refrenamiento<br />
<strong>del</strong> movimiento hacia la nueva democracia, determinado por la necesidad de llevar a cabo la guerra<br />
y asegurar la unidad nacional”(70).<br />
<strong>La</strong>s concesiones políticas hechas por el partido para poder continuar en el gobierno no se limitan al<br />
sur de la Línea Gótica; de mayor alcance, sin duda, son las que hace al norte de la misma. Como ya<br />
hemos dicho repetidamente, lo que más inquietaba a las clases dirigentes italianas y a los aliados era<br />
la eventualidad de una explosión revolucionaria en el norte al consumarse la derrota alemana. <strong>La</strong><br />
primera medida destinada a destruir el movimiento guerrillero fue la paralización <strong>del</strong> avance aliado,<br />
en el otoño de 1944, dejando libres a las tropas hitlerianas y mussolinianas de consagrarse durante<br />
todo el invierno a la lucha contra la Resistencia. El general Alexander, comandante en jefe de las<br />
fuerzas aliadas, ordenó a los guerrilleros cesar toda operación hasta la primavera, enterrar las armas<br />
y dedicarse a escuchar las emisiones de radio <strong>del</strong> cuartel general aliado. (Estas órdenes fueron dadas<br />
por radio, de modo que el mando alemán quedase perfectamente al corriente.)(71) El CLNAI y el<br />
Estado Mayor <strong>del</strong> ejército guerrillero no acataron las órdenes de Alexander, y decidieron proseguir<br />
la lucha. Pero el CLNAI actuaba también en la línea de unión nacional (la dirección <strong>del</strong> Partido<br />
Comunista para el norte de Italia se había plegado a la svolta de Salerno, y aunque los socialistas y<br />
el Partido de Acción trataron de oponerse en el CLNAI, prevaleció la posición de la mayoría<br />
<strong>comunista</strong>, liberal y demócrata cristiana(72)). Para llegar a un arreglo con el mando aliado y con el<br />
gobierno de Bonomi, el CLNAI desplazó a la capital una <strong>del</strong>egación que, el 7 de diciembre, firma el<br />
llamado ”protocolo de Roma”. Los guerrilleros se comprometían a acatar las instrucciones de los<br />
angloamericanos en el curso de la guerra, a nombrar como jefe militar <strong>del</strong> ejército guerrillero un<br />
”oficial secreto” de los aliados y a seguir sus directivas hasta la liberación <strong>del</strong> territorio.<br />
”Parece que con este acuerdo – dice la Storia <strong>del</strong>la Resistenza italiana, varias veces citada – el<br />
movimiento de liberación fue constreñido a hacer duras concesiones: en realidad, los Aliados obtenían<br />
simplemente la confirmación de que el movimiento guerrillero ”no haría la revolución”, que es lo que<br />
evidentemente les preocupaba.”