La crisis del movimento comunista - Marxistarkiv
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se incluía la detención y el asesinato de Dimítrov. Tales eran – entre otros no menos graves – los<br />
”hechos” citados por el fiscal.<br />
<strong>La</strong> gran ceremonia inquisitorial de Sofía se abrió al público el 7 de noviembre – bajo la advocación<br />
de la revolución de Octubre – en la sala de Casa Central <strong>del</strong> Ejército Popular. Allí estaban los<br />
periodistas extranjeros, representantes diplomáticos, y las inevitables ”<strong>del</strong>egaciones obreras”. Era la<br />
repetición exacta <strong>del</strong> espectáculo representado en Budapest. Pero de repente, ante la sorpresa<br />
general, se produjo lo imprevisto. Kostov se retractó de las confesiones que había hecho en el curso<br />
de la ”instrucción”. Negó tajantemente todos los cargos que se le imputaban. El presidente <strong>del</strong><br />
Tribunal, desconcertado, ordenó inmediatamente la suspensión de la sesión a fin de que el acusado<br />
pudiera releer su deposición. Como si se tratase de un fallo de memoria. Pero al reanudarse la<br />
audiencia Kostov mantuvo con firmeza su retractación. Los periódicos búlgaros no informaron de<br />
tan intolerable infracción al ritual. <strong>La</strong> agencia Tass la mencionaba en un despacho de Sofía,<br />
calificando de insolente el comportamiento de Kostov(42). El viejo revolucionario, que por lo visto<br />
había encontrado fuerzas – a diferencia de los acusados de Budapest – para sobreponerse a las<br />
torturas morales y físicas, no cedió en su ”insolencia” durante el resto <strong>del</strong> proceso. Cuando le llegó<br />
el momento de hacer su última declaración ratificó enérgicamente su retractación, pero esta vez los<br />
directores <strong>del</strong> espectáculo estaban ya prevenidos, e inmediatamente que Kostov comenzó a hablar<br />
se levantó una tempestad de silbidos y gritos en el público. El sistema de traducción simultánea en<br />
cuatro idiomas, con auriculares, destinado a los periodistas extranjeros, dejó de funcionar en el acto.<br />
Pese a sus protestas de inocencia, Kostov fue condenado a muerte y ejecutado, lo que dejaba<br />
planear un embarazoso interrogante sobre la justicia democrático-popular búlgara. Pero a los pocos<br />
días toda duda quedó disipada: la prensa publicó el texto de una carta escrita por Kostov antes de<br />
morir, retractándose de su retractación y reconociéndose plenamente culpable. Cuando en 1956<br />
Kostov fue rehabilitado se reveló que esa carta era falsa, lo mismo que todas las acusaciones y<br />
confesiones presentadas en el proceso.<br />
<strong>La</strong> caza y el castigo de herejes había comenzado en las democracias populares desde el momento<br />
mismo en que Stalin inicia la ofensiva contra la revolución yugoslava. En Albania, Dodje,<br />
secretario de organización <strong>del</strong> partido y ministro <strong>del</strong> Interior, muy ligado a los yugoslavos, fue<br />
apartado de sus cargos antes de publicarse la resolución <strong>del</strong> Kominform. Juzgado y condenado en el<br />
mayor secreto, junto con otros conocidos dirigentes <strong>del</strong> partido, en noviembre de 1948, fue<br />
ejecutado en junio de 1949. En Rumania, Patrascanu, que había sido secretario general <strong>del</strong> partido<br />
hasta 1945, y después siguió perteneciendo a la máxima dirección al mismo tiempo que regentaba el<br />
Ministerio de Justicia, fue detenido en el verano de 1948, junto con otros militantes destacados.<br />
Gomulka fue destituido de su cargo de secretario general <strong>del</strong> partido polaco en el verano de 1948,<br />
acusado, entre otros <strong>del</strong>itos, de nacionalismo, resistencia a la colectivización intensiva de la<br />
agricultura, falta de vigilancia, tolerancia para con los intelectuales, y, sobre todo, ”incomprensión<br />
<strong>del</strong> papel dirigente de Partido Comunista (bolchevique) de la URSS”(43). En enero de 1949,<br />
Gomulka, el general Spichalski y otros dirigentes fueron excluidos <strong>del</strong> partido. En Checoslovaquia,<br />
la depuración de titistas” y otros ”desviacionistas de derecha”, comenzó inmediatamente después<br />
<strong>del</strong> ”golpe de Praga” – que coincidió con la apertura de la ofensiva de Stalin contra los yugoslavos –<br />
y se desarrolló en todo el periodo siguiente, dirigida por Slanski, secretario general <strong>del</strong> partido. Por<br />
tanto, en el año transcurrido desde la resolución <strong>del</strong> Kominform contra Tito hasta el proceso de<br />
Rajk, la purga de los partidos <strong>comunista</strong>s e instituciones estatales de las democracias populares<br />
había cobrado ya proporciones importantes, porque los casos indicados, concernientes a los grupos<br />
dirigentes, engloban únicamente los que fueron dados a la publicidad por tratarse de personalidades.<br />
Sobre los miles de cuadros medios, militantes de base, revocados de sus cargos o expulsados <strong>del</strong><br />
partido, no hubo información pública, ni probablemente interna. Supieron de ello, únicamente, los<br />
miembros <strong>del</strong> partido directamente relacionados con cada caso. Pero la gran depuración comenzó<br />
con el proceso de Rajk. Este sirvió para concretar la plataforma política e ideológica en que debía<br />
basarse la operación en todas las democracias populares, y sobre la que debía, al mismo tiempo,