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hoy y mañana - DSpace CEU

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propósito de perderte. Esto no es decir, hijo mío, que no haya algunas<br />

mujeres buenas y algunos amigos leales, pero es muy difícil hallar las<br />

unas y saber distinguir los otros. Trata con todos y no intimes con nadie.<br />

No frecuentes los cafés ni los casinos, que como lugares de ociosidad son<br />

semilleros de vicios, y sobre todo huye de las sociedades secretas y de los<br />

clubs, donde, según aquí se dice, se reúnen los hombres que tienen pacto<br />

con el diablo. En fin, hijo mío, no olvides la educación cristiana que has<br />

recibido; vive en el santo temor de Dios, y piensa siempre en tu madre, que<br />

te ama con todo su corazón y toda su alma.—RUPERTA.»<br />

«¡Pobre madre mía!—dijo para sí Venancio, arrasados en lágrimas los<br />

ojos.—¡Siempre tan cariñosa y tan buena! Pero no sabe la infeliz cuánto<br />

daría yo porque las mujeres de ahora fueran tan malas como las que conoció<br />

el general en sus alojamientos. Le asusta que yo viva entre unas<br />

gentes que tienen el corazón viciado. ¡Qué diría si supiera que no tienen<br />

corazón, ni se acuerdan dónde lo tenían sus padres! Es posible que si esta<br />

carta se perdiera, la insertara el Boletín de antigüedades como un documento<br />

curioso de sabe Dios qué siglo.»<br />

Con esto quedó pensativo el joven extremeño hasta que el fabricante<br />

le dijo:<br />

—Si habéis acabado, estoy á vuestra disposición.<br />

—Vamos—contestó Venancio.<br />

Y aunque en el acto de salir recordó los consejos de su madre, pareciéndole<br />

que era un aviso providencial la prohibición que le hacía de<br />

asistir á los clubs, no tuvo valor para excusarse con el fabricante, y por<br />

otra parte creía que la verdadera manera de huir los peligros era conocerlos<br />

á fondo. También el amor le impulsaba á correr al club, donde iba<br />

á aprender alguna cosa que pudiera servirle para ganar el afecto de Safo,<br />

y ya que por ella se había perdido en los claustros del hotel, por ella se<br />

perdería gustoso en los callejones y encrucijadas del espiritismo.<br />

Perdido por mil, perdido por mil y quinientas.

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