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hoy y mañana - DSpace CEU

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Y era de poca estatura, de no muchas carnes y no bien repartidas, sin<br />

que por esto se crea que el reparto era tan desigual que jorobase ninguna<br />

parte del cuerpo, sino que por el contrario, en gracia propia y del sastre,<br />

tenía un talle delgado y esbelto que no había más que pedir. El desequilibrio<br />

carnoso no pasaba de la cara, en lo que estaba á la vista, y consistía<br />

en que los labios habían salido mejor librados que la nariz, que era pequeña<br />

aunque remangada, y todo lo que la frente tenía de deprimida<br />

los carrillos recogieron por abultados, circunstancia esta íiltima que hacía<br />

parecer los ojos más pequeños de lo que eran en realidad. Por lo demás,<br />

aunque la boca era muy rasgada, como la dentadura era grande quedaba<br />

toda llena, y en esto no había desigualdad. El cabello y los ojos eran muy<br />

negros y el cutis no lo era tanto aunque resultaba bastante obscuro.<br />

Á pesar de esto, ó precisamente por esto, Norma tiene fama de mujer<br />

bonita, hasta el punto de que algunas gentes, para quienes el progreso<br />

en todo y para todo es una ley obligatoria, empezaron por decir que tenía<br />

alguna gracia, avanzaron á llamarla graciosa, luego la tuvieron por bonita<br />

y ya <strong>hoy</strong> les parece hermosa, Y aunque esto va en gusto, no creas, lector,<br />

que el de estas gentes de MAÑANA se ha pervertido hasta el punto de<br />

tomar lo blanco por negro, sino que como la industria se ha apoderado de<br />

la naturaleza, en este ramo de la mujer con más perfección que en ningún<br />

otro la hermosura se falsifica como se quiere, y ya ni los ojos más ó<br />

menos grandes ni más ó menos negros ni el cutis blanco ni el labio de<br />

fuego ni la mejilla do rosa seducen á nadie. Toda la sociedad está en el<br />

secreto, y las caras no se toman como son, sino como serían si no hubiesen<br />

dejado de ser lo que eran; es decir, restando. Por eso Norma, que<br />

tiene el buen talento de no falsificar su tipo cubriéndole con una belleza<br />

exótica, sino que por el contrario le ha buscado adornos y gracias indígenas,<br />

esto es, homogéneas á sus facciones, .parece graciosa, y tiene derecho<br />

á que cuantos la ven la encuentren el no sé qué que en todos tiempos<br />

hizo á no sé cuántas mujeres reinas del buen tono, llevando atadas<br />

á su carro triunfal centenares de buenas mozas.<br />

Safo es de estas últimas. Perdóname, lector, si de una manera tan absoluta<br />

no te lo he dicho hasta este momento. Quiero que entre tú y yo<br />

no haya secreto alguno, porque necesito que todos mis personajes te sean<br />

simpáticos, y que á cualquiera de ellos que cometa un disparate le des<br />

la razón y digas, sin que otra cosa te quede en el cuerpo: «Ha hecho bien,<br />

¡canario!, yo en su lugar hubiera hecho otro tanto.»<br />

Y ya puedes empezar á decirlo ahora mismo, porque te advierto que<br />

Venancio, á pesar de haber ido á casa de Safo sin otro pensamiento que<br />

el de verla y el de decirla que no puede acompañarla en el viaje, se va<br />

con ella, sin cuidarse del ajuar histórico de su familia, sin salir á recibir

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