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hoy y mañana - DSpace CEU

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en el alma estas cotizaciones invisibles, y no sigamos ni tú ni yo pensando<br />

en cómo fué lo que está siendo.<br />

Y obrando así, no haremos ni más ni menos que lo que hacían las<br />

gentes de AYER, que echándole la culpa al diablo do todo lo que no comprendían,<br />

dijeron al hablar de esas inflamaciones agudas del corazón:<br />

«El hombre es fuego, la mujer estopa,<br />

viene el diablo y sopla.»<br />

Venancio había advertido que su posición era mejor que cuando salieron<br />

de Madrid y que su amor iba viento en popa; pero no supo medir<br />

toda la extensión del fuego que sus miradas habían encendido en el corazón<br />

de Sato, lo cual era una ventaja para que la llama fuese en aumento.<br />

Porque ya tú sabes, lectora, que si en los campos de batalla la impaciencia<br />

del más fuerte malogra muchas victorias, en los campos del amor<br />

el orgullo prematuro de los vencedores lastima la dignidad de los vencidos.<br />

Ignorando ambos amantes el dominio que cada uno de ellos ejercía<br />

sobre el otro, seguirían haciendo merecimientos, y ese combustible más<br />

añadirían á la hoguera amorosa.<br />

Por eso cuando Safo propuso con la vista entrar en el carruaje de<br />

viento, con la vista so apresuró á decir Venancio que semejante idea lo<br />

parecía excelente, y Norma, que estaba harto preocupada para tener voluntad<br />

propia, y el emisario del lapón y la doncella de la mochila siguieron<br />

el movimiento, y en un santiamén se encontraron todos en el Hotel<br />

transitorio.<br />

En Dinamarca, como en los demás pueblos de Europa, los carruajes<br />

toman el nombre genérico de la fuerza motriz que les da impulso, aunque<br />

para distinguirlos entre sí se les denomine con el específico de sus distintas<br />

formas, y por eso los de viento, que son arrastrados con una velocidad<br />

incjfeíble, se llaman así porque la elasticidad del aire, desarrollada<br />

por una pequeña clavija en un aparato reducido, es su único motor. En<br />

Madrid ya se ve alguno de esos coches, pero desgraciadamente no se han<br />

generalizado aún, á pesar de que son conocidas las ventajas que tiene<br />

este sistema sobre los otros de locomoción callejera. Primeramente porque<br />

ocupan poco más trecho que ocuparían las personas marchando á pie,<br />

y luego porque ofrecen la ventaja de pararse en el acto de tocar la clavija<br />

á voluntad del conductor, que suelo serlo, porque el mecanismo es muy<br />

sencillo, cualquiera de las personas que van en el coche.<br />

Para Venancio era una verdadera novedad ese sistemado locomoción,<br />

pero ni siquiera reparó en él, porque sus sentidos iban todos ocupados en<br />

cosa de más importancia.<br />

TOMO III 14

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