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hoy y mañana - DSpace CEU

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—Es que si me decís lo que son esos señores, al momento os diré dónde<br />

tienen su casa.<br />

—Creo que son girantes de letras.<br />

—Algo más serán, señora, porque girantes de letras puede decirse que<br />

lo somos todos. ¡Quién no ha girado alguna vez en su vida!<br />

—Pues bien: yo no sé más sino que en casa de esos señores toma mi<br />

hijo todo el dinero que necesita.<br />

—¿A préstamo?<br />

—No, señor, sino que yo pago en Badajoz todo lo que él toma aquí.<br />

—En ese caso son banqueros. ¿Cómo es la razón social?<br />

—¿La qué?<br />

—¿Cómo se llaman?<br />

—Agarra, Estruja y Compañía.<br />

El práctico bajó la cabeza, puso el pie derecho en la pared, y recorriendo<br />

la vista por la pierna, que tenía horizontal, dijo:<br />

—Viven en la ronda 228, casa 8.434, extremo X del Sur. Tienen el escritorio<br />

en la plaza 23, casa 3.333, centro P del Norte.<br />

El práctico volvió á bajar la pierna, dejando atónitos á los lugareños<br />

y espantada á doña Ruperta, la cual, no pudiendo adivinar lo que aquel<br />

hombre había hecho al pasar su vista por la pierna derecha, le dijo:<br />

—Tiene usted una manera bien original de refrescar su memoria.<br />

—Pues si no lo hiciéramos así sería imposible recordar los nombres y<br />

las señas de todos los industriales.<br />

—¿Pero qué es lo que usted ha hecho para saber todos esos números,<br />

que maldito si ya me acuerdo de ninguno?<br />

—Buscarlo en el Indicador.<br />

—¿Dónde?—preguntó doña Ruperta<br />

—Aquí, señora—repuso el práctico alzando la rodilla para que la extremeña<br />

viera dónde estaban grabadas las seiias de los banqueros de Venancio.<br />

Y enseñándola del mismo modo las mangas de la chaqueta, que estaban<br />

como el resto del traje, llenas de números y rótulos microscópicos<br />

por columnas y entre líneas de distintos colores, añadió:<br />

—Antes nos era muy embarazoso el llevar debajo del brazo el Indicador<br />

de domicilios industriales, que es un libro pesado; pero ahora, con<br />

este sistema, vamos más desembarazados y más libres. En el pantalón<br />

están impresas más de quinientas páginas del Indicador, es decir, los nombres,<br />

domicilios y horas de escritorio de todas las sociedades de crédito<br />

y casas de banca, y en la chaqueta las señas de todos los hoteles, fondas,<br />

cafés, teatros, circos y otras casas por el estilo.<br />

—¡Pues es verdad!—exclamó doña Ruperta acercando su vista al bra-

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