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hoy y mañana - DSpace CEU

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unas cuantas sacudidas magnéticas echó una siesta sonámbula, se hizo<br />

vidente y descubrió, no sólo los secretos del pasado y los misterios del<br />

presente, sino las cosas del porvenir. Adivinó, y fué mucho adivinar, que<br />

dentro de sí propio era donde estaba escrito todo lo que deseaba saber, y<br />

cerrando los ojos á la razón miró hacia dentro y en el acto averiguó cuanto<br />

las generaciones pasadas tuvieron el egoísmo de llevarse consigo y aun<br />

lo que el porvenir tenía preparado para irle sorprendiendo.<br />

Se avergonzó, y tuvo razón para avergonzarse, de haber inventado los<br />

cristales cóncavos y los convexos y de haber hecho los telescopios, que<br />

sólo sirven para ver, á una distancia dada, los objetos que están á la vista;<br />

y sin arrepentirse de haber derribado la estatua de la Fe porque tenía<br />

los ojos vendados, se cubrió los suyos.<br />

Y satisfecho de que no se le pudiera escapar la facultad de ver por las<br />

ventanas de la cara, logró repartir el fluido vidente por todo su cuerpo,<br />

y así tuvo la dicha de ver con las yemas de los dedos, de leer con los codos<br />

y de pensar con todas las partes y coyunturas de su individuo.<br />

Tuvo la modestia de llamar doble vista á esa visión múltiple, y con<br />

ella hizo tales prodigios y obró tales milagros que el mundo se quedó absorto<br />

y verdaderamente magnetizado.<br />

A su voz magnética sanaron los enfermos perláticos, resucitaron los<br />

muertos antiquísimos, revolotearon los espíritus antediluvianos y desaparecieron<br />

todas las distancias.<br />

Tendido el sonámbulo en una butaca, porque los dioses de este siglo<br />

no nacen en un pesebre, sino que están por la comodidad y los muebles<br />

confortables, cerraba los ojos y empezaba á verlo todo, lo mismo lo que<br />

había pasado al principio del mundo, que lo que estaba ocuriendo entonces,<br />

y entraba en conversación con toda clase de difuntos, sin que él<br />

dejara de entenderlos á todos y sin que ellos le suplicaran que les hablase<br />

en su propio idioma porque no habían tenido tiempo de aprender los<br />

idiomas modernos.<br />

Más tarde quiso hacer un nuevo ensayo de su omnipotencia, é infundiendo<br />

su espíritu á la materia, prestó su doble vista magnética y su voz<br />

sonámbula á las mesas, á los veladores, á las sillas y á otros objetos análogos,<br />

inventando los veladores parlantes. Así estos muebles, humanizados<br />

por el hombre, fueron por algún tiempo los loros y las cotorras del<br />

presente siglo; pero como una de sus mejores habilidades era la de adivinar<br />

y decir la edad de las personas que se acercaban á saludarles, cayeron<br />

en desgracia con el bello sexo, y las mesas parlantes vinieron á ser<br />

lo que los duendes y las brujas de los tiempos antiguos: la casa en que<br />

había un mueble charlatán se desalquilaba al punto, y aun se hicieron<br />

algunos autos de Fe con ciertos veladores.

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