13.05.2013 Views

hoy y mañana - DSpace CEU

hoy y mañana - DSpace CEU

hoy y mañana - DSpace CEU

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

un fondo de verdad y de amargura que estremeció á Venancio hasta el<br />

punto de hacerle exclamar:<br />

—¿Pero qué tiene usted, madre mía? ¿Qué le duele á usted?<br />

—El alma—contestó con voz tristísima la pobre señora.<br />

—Pues vamonos desde aquí al ferrocarril, ya que la idea de salir al<br />

momento la pondrá á usted buena.<br />

—Sí que me pondrá, no lo dudes; pero antes quiero que vayamos al<br />

hotel para arreglar algunas cosas.<br />

—Eso es lo de menos, no se cuide usted de nada. Ya avisaremos para<br />

que los criados bajen á la estación con el equipaje<br />

—No, hijo mío, no seas tan precipitado ni hagas que estos señores me<br />

tengan por una loca antojadiza. A mí me gusta hacer las cosas en regla.<br />

—Como usted quiera<br />

—Además, ya que me has hablado de tus proyectos de matrimonio<br />

con esta señorita, no quiero irme sin dejarlo todo corriente y desearos<br />

que seáis muy felices. Puesto que, según me has dicho, no hay necesidad<br />

de ir á pedir la mano de esta señorita á su madre, como yo creía que era<br />

lo regular, me bastará con oír de su boca que ella accede con gusto á ser<br />

tu esposa.<br />

— ¡Oh, sí, con mucho gusto!—interrumpió Safo bajando los ojos.<br />

—Yo me alegro; pero si me hallara en vuestro lugar no lo diría.<br />

—¿Por qué no?<br />

—¡Qué sé yo por qué! Por lo que yo no lo decía y quería mucho al<br />

que luego fué mi marido.<br />

—¡Pero si yo lo siento así!<br />

—Yo también lo sentía y me callaba.<br />

—Pues yo no sé callar nada de lo que siento, aunque sea en contra<br />

mía.<br />

—¿De veras?<br />

—Sí, señora.<br />

—Esa es buena cualidad, si no tiene algunas excepciones.<br />

—Ninguna; ni me han enseñado á fingir, ni sé, ni quiero hacerlo.<br />

Á doña Ruperta le pareció que su nuera hablaba con sinceridad, pero<br />

no por eso dejó de decir allá en sus adentros: «¡Si tendremos aquí otras<br />

naranjas de goma!»<br />

Venancio, que no había alzado los ojos del suelo, abrazó á su madre,<br />

la besó la mano y le dijo:<br />

—No sé cómo agradecer á usted lo buena que es para conmigo; pero<br />

Safo y yo tenemos que pedir á usted un favor.<br />

—¿Cuál?<br />

—El de que nos permita usted acompañarla al pueblo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!