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hoy y mañana - DSpace CEU

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—El escritorio no, señora; la casa, más de diez kilómetros.<br />

—Pues vamos al escritorio.<br />

—Mala hora es para que estén allí; pero iremos si queréis.<br />

—Sí, sí, vamos—dijo doña Ruperta.<br />

Y volviéndose á la criada añadió:<br />

—Venid también vosotros para que veáis los escaparates de las tiendas<br />

que, según dicen, es una de las cosas que más tiene que ver en Madrid,<br />

sobre todo de noche.<br />

—Lo mismo que de día—repuso el práctico.<br />

—No tal; siempre les dará otra vista la luz del gas y los reverberos,<br />

que dicen que los hay preciosos.<br />

—Eso era antiguamente, ahora ya no se pone luz en los escaparates<br />

porque no la necesitan. El alumbrado eléctrico ilumina lo bastante para<br />

que se vean bien los artículos que hay de muestra, que por otra parte<br />

tienen poco que ver porque casi siempre son los mismos.<br />

—A ustedes que los están viendo todos los días, no les llamarán la<br />

atención.<br />

—No, señora; yo no los veo nunca. Como no sea un caso como éste en<br />

que acompañe á algunos forasteros, jamás me paro delante de los escaparates.<br />

¡Buen tiempo tengo para esas cosas! ¡Ojalá pudiera, que eso más<br />

ganaría! Y á fe que ese oficio no es nuevo para mí, que ya le tuve dos<br />

años en París y uno en Londres.<br />

—¿Ha estado usted tan lejos?—dijo doña Ruperta.<br />

—Y mucho más. ¡Pues si eso está, como quien dice, á la puerta de la<br />

calle!<br />

—¿Y qué oficio tenía usted en París?<br />

—Varios, pero uno de ellos era ese que he dicho.<br />

—¿Cuál?<br />

—El mismo que tienen la mayor parte de las gentes que veréis ahora<br />

paradas delante de los escaparates, el de llamar la atención ele los transeúntes.<br />

—¿Y eso es oficio?<br />

—Y muy bueno, sobre tocio al principio. Yo tenía seis tiendas, que entro<br />

todas me vestían y me daban de comer, con más algunos realejos para el<br />

bolsillo. Ahora ya, como hay mucha gente ociosa, se paga menos el oficio<br />

de reclamo, que así llaman algunos á esa manera de vivir. Y no creáis<br />

que todos tienen habilidad para saberse parar delante de un escaparate<br />

ó á la puerta de un almacén de manera que los transeúntes caigan en la<br />

tentación de imitar su ejemplo y aun ir más allá comprando algo; no,<br />

señora; hay algunos reclamos que hacen más daño que provecho, porque<br />

al kilómetro se les conoce que su curiosidad es alquilada.

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