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hoy y mañana - DSpace CEU

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palabras hizo enmudecer á las dos jóvenes que cuando empezó á hablar<br />

se disputaban el contestarle, y él, aprovechándose del silencio que guardaban,<br />

añadió:<br />

—Ahora mismo, ¿quién es capaz de calcular ese diez por ciento en que<br />

han tasado el descrédito que puede resultaros de no haberse verificado el<br />

matrimonio? ¿Sobre qué capital, imaginario seguramente, habéis ajustado<br />

la cuenta de lo que os debían?<br />

—Sobre el asegurado—interrumpió con viveza Norma.—Aquí tenéis mi<br />

póliza. Yo me suscribí en el Hogar Cosmopolita por una cantidad dada,<br />

por la que forma mi dote; á razón de ese capital pago el uno al millar por<br />

gastos de inscripción, anuncios en los periódicos, etc., y sobreesté capital<br />

se me paga el tanto por ciento del descrédito del hogar y del viaje, en<br />

caso de indemnización por quiebra voluntaria, como acaba de suceder.<br />

—¿Hay también quiebras forzosas?—preguntó Venancio, sin poder<br />

resistir la tentación de reír.<br />

—Figuraos que el lapón en vez de arrepentirse se hubiera muerto. Si<br />

no hubiese estado inscrito, como lo estaba, que buen cuidado tuve yo de<br />

averiguarlo, en una sociedad de seguros sobre la vida, yo me habría quedado<br />

sin indemnizar de esa quiebra forzosa. Pero estando asegurado, la<br />

compañía me habría pagado (menos, porque la quiebra no era voluntaria),<br />

rebajando lo que me diera de la cantidad que debía abonará los poseedores<br />

del cadiíver, que suelen ser los parientes ó la persona á cuyo favor<br />

pone el socio la póliza.<br />

—Y decidme—preguntó Venancio cada vez más admirado de lo que<br />

oía,—el papel que os ha entregado ¿son billetes del banco de Laponia?<br />

—No—dijo Norma, que había cuidado de examinarlos bien al recibirlos.—Y<br />

lo siento —añadió,—porque no he visto ninguno de por allá; los<br />

verdes, que son de 500 piastras, son turcos; los amarillos, de 1.000 zwanziger,<br />

austríacos, y el azul, de 250 liras, italiano.<br />

—¿Y tienen circulación en Madrid?<br />

—¡Pues no faltaba más sino que no la tuvieran! ¡Como la tiene nuestro<br />

papel en todas las partes del mundo!<br />

— ¡Ya lo creo!—interrumpió Safo.—¿Qué sería del crédito universal si<br />

hubiese esas distinciones en el valor de la moneda? El crédito es cosmopolita.<br />

—Eso es verdad—dijo Venancio, mientras lo que creía en sus adentros<br />

que era cierto, era que el mundo estaba próximo á ser otra torre de Babel.<br />

Y pensando de repente en que acaso su madre estaría llegando á Madrid,<br />

sin que él pudiese salir á recibirla, animado porla buena disposición<br />

de Safo y recordando que Norma había iniciado la idea de dar vuelta á<br />

la corte, dijo:

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