13.05.2013 Views

hoy y mañana - DSpace CEU

hoy y mañana - DSpace CEU

hoy y mañana - DSpace CEU

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

marchando á pie. Decidió entrar en la primera estación de electrocarril<br />

que encontrara al paso, y aun alzó la vista para ver si pasaba algún<br />

globo-ómnibus de la línea A verde 99, que es la que le convenía tomar.<br />

En cual caso no tenía más que hacer que agarrarse á una de las cuerdas<br />

que esos vehículos llevan colgando, y trepar por ella hasta alcanzar y<br />

tomar asiento en la inmensa rotonda. Pero tuvo la desgracia do que los<br />

tres ómnibus que pasaron de esa línea no llevaban cuerdas colgando, lo<br />

cual indicaba que iban completos, y el único que pasó con plazas libres,<br />

traía escala tendida en vez de cuerdas, y claro estaba que era ómnibus<br />

de señoras solas. Siguió por lo tanto marchando, á paso largo por cierto,<br />

y antes de encontrar una estación ó un globo, vio en una gran plaza<br />

mucha gente reunida en derredor de una gran tienda ambulante, sobre<br />

la cual se veía suspendida en el aire por unos cuantos pequeños balones<br />

de gas una enorme muestra que decía así:<br />

Alas del amor para llevar los cuerpos enamorados, en compañía del<br />

pensamiento amoroso, con la rapidez de una flecha. Este invento está<br />

garantido por sí propio. Precios de venta y de alquiler convencionales;<br />

pero abonando un diez por ciento sobre la cantidad que se estipula, se<br />

garantiza por segundos el momento de llegada al término del viaje.<br />

Cuando Venancio se acercó á la tienda, asombrado de lo que veía y<br />

sin ánimo decidido de poner su amor en manos del tendero charlatán,<br />

vio que una joven, bastante bien parecida, se elevaba volando por el<br />

aire con dos grandes globos que lo salían sobre la espalda por debajo de<br />

los brazos y llevando en su mano una flecha. Aquella mujer le pareció<br />

que era, no una simple mortal enamorada, como lo era en efecto, sino el<br />

ángel del amor, y aun, dispensándole el sexo, el mismo dios Cupido.<br />

Alzó la cabeza hasta que perdió de vista á la joven, no por lo mucho<br />

que se elevó, sino porque dio la vuelta á la calle á poca más altura que<br />

la de los edificios, y como no ocupó sus manos en aplaudir, según lo hicieron<br />

los demás circunstantes, se encontró en ellas con un prospecto en<br />

el que se explicaba la utilidad del invento y la manera de usarlo.<br />

Consistía ésta en atarse al cuerpo un cinturón de la forma y materia<br />

de los antiguos salvavidas, del cual pendían dos globos, que el aeronauta<br />

se echaba á la espalda como se hacía con las vejigas de natación, y enllevar<br />

en la mano una flecha metálica, que es en lo que consistía todo el<br />

secreto de la locomoción y de la dirección; secreto ya descubierto y aplicado<br />

en grande escala á los globos y á los cicerones metálicos, como veremos<br />

en otro lugar, pero recientísimo en el vuelo ó navegación aérea<br />

personal. A primera vista parece una paradoja, pero nada hay más cierto<br />

ni más positivo que este invento, fundado, no en charlatanismos empíricos,<br />

sino en los grandes descubrimientos científicos. La química ha descu-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!