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abonar el gasto fue cuando se fijó en la cajita <strong>de</strong> oro. <strong>La</strong> señora la sacó <strong>de</strong>l<br />
bolso, la <strong>de</strong>jó encima <strong>de</strong> la mesa y se quedó mirándola. Luego la abrió y la<br />
volvió a cerrar, sonriendo pensativamente. <strong>La</strong> muchacha se fijó en la caja porque<br />
le pareció muy linda: «Me gustaría tener una cajita como aquélla, con mis<br />
iniciales en rubíes», me dijo. Según parece, miss Adams, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />
pagado la cuenta, todavía permaneció sentada largo rato. Al fin, miró una vez<br />
más el reloj, se levantó y se fue.<br />
Poirot seguía serio.<br />
—Era un ren<strong>de</strong>z-vous —murmuró—, un ren<strong>de</strong>z-vous con alguien que no<br />
acudió. ¿Encontró Charlotte Adams más tar<strong>de</strong> a esa persona? ¿O bien no la<br />
halló y entonces se fue a su casa y trató <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenerla? ¡Cómo me gustaría<br />
saberlo! ¡Oh, sí, me gustaría mucho!<br />
—Su teoría <strong>de</strong> que en el fondo <strong>de</strong> todo esto existe un hombre misterioso es<br />
un mito, Poirot. No digo yo que la joven no estuviese esperando a alguien<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> terminado satisfactoriamente el asunto que la llevó a casa <strong>de</strong> lord<br />
<strong>Edgware</strong>. Respecto a ese asunto, ya sabemos el resultado: que perdió la<br />
cabeza y lo apuñaló. Pero como no era <strong>de</strong> las que pier<strong>de</strong>n la cabeza mucho<br />
tiempo, se quitó el disfraz en la estación y acudió a la cita. Entonces sufrió la<br />
reacción natural, horrorizándose <strong>de</strong> lo que había<br />
hecho, y al convencerse <strong>de</strong> que el esperado no iría, se sintió anonadada.<br />
Debía <strong>de</strong> haber alguien más enterado <strong>de</strong> su visita a Regent Gate aquella<br />
noche; por eso, presintiendo la persecución <strong>de</strong> la Justicia, saca la cajita <strong>de</strong><br />
veronal, toma una fuerte dosis y todo termina. Por lo menos no la ahorcarán.<br />
Esto está claro como el agua.<br />
Poirot se acarició el bigote.<br />
—No hay ninguna prueba <strong>de</strong> que en el fondo <strong>de</strong> este asunto haya ningún<br />
hombre —siguió Japp con la ventaja alcanzada en sus últimas pesquisas—. No<br />
he <strong>de</strong>scubierto todavía las relaciones que existían entre esa muchacha y lord<br />
<strong>Edgware</strong>, pero lo conseguiré; es sólo cuestión <strong>de</strong> tiempo. En París no he<br />
podido <strong>de</strong>scubrir nada importante; son nueve meses los que han pasado <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
que lord <strong>Edgware</strong> estuvo allí. De todas maneras, he <strong>de</strong>jado a uno <strong>de</strong> mis<br />
hombres para que haga ciertas investigaciones. Quizá haya <strong>de</strong>scubierto algo<br />
ya. Sé que usted no es <strong>de</strong> mi parecer, pero la verdad es que tiene la cabeza<br />
muy dura.