Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
absoluto.<br />
—De lo cual tenemos que <strong>de</strong>ducir que es un hombre <strong>de</strong>scuidado —dije<br />
sonriendo.<br />
—No; únicamente que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> tener prisa ¡Oh! El tiempo le apremiaba <strong>de</strong><br />
seguro —se <strong>de</strong>tuvo otra vez, y luego prosiguió—: Supongo que te habrás fijado<br />
en una cosa. Ese «D» <strong>de</strong>be haberse procurado una excelente coartada para el<br />
caso <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>scubierto.<br />
—No veo cómo se podía procurar una coartada si pasó el tiempo en Regent<br />
Gate cometiendo el crimen y luego con Charlotte.<br />
—Precisamente —dijo Poirot—. Esto es lo que yo quiero <strong>de</strong>cir. Necesita<br />
forzosamente una coartada, así es que <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> preparar una. A<strong>de</strong>más, digo<br />
yo: ¿empieza realmente su apellido con D o simplemente esa D es la inicial <strong>de</strong><br />
un sobrenombre por el cual ella le conocía? —se <strong>de</strong>tuvo un momento y luego<br />
dijo lentamente—: Un individuo cuyo nombre o apellido empieza con D.<br />
Tenemos que encontrarlo, Hastings, tenemos que encontrarlo a toda costa<br />
CAPITULO VEINTICUATRO<br />
NOTICIAS DE PARlS<br />
Al día siguiente tuvimos una inesperada visita Nos anunciaron a Geraldine<br />
Marsh. Sus enormes ojos negros parecían más gran<strong>de</strong>s que nunca Oscuros<br />
círculos los ro<strong>de</strong>aban, como si hubiese pasado varios días sin dormir. Su rostro<br />
estaba extraordinariamente marchito para una mujer tan joven, que más que<br />
una mujer era una niña todavía.<br />
—He venido a verle, monsieur Poirot, porque ya no puedo más; estoy<br />
terriblemente angustiada<br />
—¿Por qué motivos, señorita?<br />
Los modales <strong>de</strong> mi amigo eran muy afables.<br />
—Ronald me ha contado lo que le dijo a usted aquel día, me refiero al terrible<br />
día en que fue <strong>de</strong>tenido —se estremeció—. Me contó que al <strong>de</strong>cirles que<br />
estaba seguro <strong>de</strong> que nadie le creería, usted fue hacia él y le dijo: «Yo le creo.»