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La Muerte de Lord Edgware

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Ella no tiene más que murmurar algunas frases <strong>de</strong> alabanza. Pero,<br />

<strong>de</strong>sgraciadamente, se menciona el Juicio <strong>de</strong> Paris y ella toma a «Paris» por el<br />

único París que conoce, el París <strong>de</strong> los trajes y <strong>de</strong> los sombreros. Pero frente a<br />

ella está un joven que asistió a la cena <strong>de</strong> Chiswick, un joven que aquella<br />

noche oyó a lady <strong>Edgware</strong> discutir <strong>de</strong> Homero y <strong>de</strong> la civilización griega.<br />

Charlotte Adams era una muchacha muy culta; Ross no compren<strong>de</strong> aquello.<br />

Está asombrado. Y <strong>de</strong> pronto la verdad se abre paso en su cerebro. Aquélla no<br />

es la misma mujer. <strong>La</strong>s dudas le embargan. No está seguro <strong>de</strong> sí mismo.<br />

Quiere que le aconsejen y piensa en mí. Habla con Hastings. Pero lady<br />

<strong>Edgware</strong> le oye y se entera también <strong>de</strong> que no estaré en casa hasta las cinco.<br />

A las cinco menos veinte va a casa <strong>de</strong> Ross. Éste abre la puerta y se<br />

sorpren<strong>de</strong> mucho al verla, pero no se asusta. Un muchacho alto y fuerte no<br />

siente miedo <strong>de</strong> una mujer. <strong>La</strong> hace entrar en el comedor. Mientras hablan, ella<br />

se coloca <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él y, en completa seguridad, le apuñala. Quizá él lanza un<br />

grito ahogado, nada más.<br />

Hubo una pausa. Luego Japp dijo roncamente:<br />

—Pero ¿por qué hizo todo eso, si su marido estaba dispuesto a conce<strong>de</strong>rle el<br />

divorcio?<br />

—Porque el duque <strong>de</strong> Merton es uno <strong>de</strong> los más firmes sostenes <strong>de</strong>l<br />

catolicismo inglés. Porque no hubiese pensado nunca en casarse con una<br />

mujer cuyo marido viviese todavía. Es un joven fanático. En cambio, con una<br />

viuda podía casarse inmediatamente. Sin duda, ella le <strong>de</strong>bió sugerir varias<br />

veces la solución <strong>de</strong>l divorcio, pero él no <strong>de</strong>bió picar el cebo.<br />

—Entonces, ¿para qué le envió a usted a ver a lord <strong>Edgware</strong>?<br />

—Ah, parbleau! —Poirot, que hasta entonces había estado muy correcto,<br />

volvió a su naturaleza exaltada—. ¡Para ponerme una venda en los ojos! ¡Para<br />

hacer <strong>de</strong> mí un testigo que <strong>de</strong>mostrase que ella no tenía ningún interés en<br />

cometer el crimen! ¡Para hacer <strong>de</strong> mí, Hércules Poirot, su salvaguardia! ¡Ma foi,<br />

que lo logró! ¡Y qué cerebro el suyo! ¡Cómo se hizo la sorprendida cuando lo<br />

<strong>de</strong> la carta que le había escrito su esposo y que ella juró no haber recibido!<br />

¿Sintió algún remordimiento por alguno <strong>de</strong> los tres crímenes cometidos?<br />

Seguramente que no.<br />

—Ya le dije a usted lo que era ella —dijo Bryan Martin—. Bien se lo advertí.<br />

Sabía que mataría a su marido. Es una mujer mala. Diabólicamente mala. Ojalá

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