Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Wilkinson, ¿verdad?<br />
—Así es.<br />
—También <strong>de</strong>be estar enterado <strong>de</strong> que se supone que ella tenía gran<strong>de</strong>s<br />
motivos para <strong>de</strong>sear la muerte <strong>de</strong> su marido.<br />
—No estoy enterado <strong>de</strong> nada semejante.<br />
—Quisiera hacerle a usted una pregunta, excelencia, que acaso sea un poco<br />
indiscreta. ¿Pue<strong>de</strong> usted <strong>de</strong>cirme si piensa casarse con Jane Wilkinson?<br />
—Cuando vaya a casarme con alguien, el hecho se anunciará en los<br />
periódicos. Consi<strong>de</strong>ro su pregunta como una impertinencia —y levantándose,<br />
dijo—: Muy buenos días.<br />
Poirot también se levantó. Parecía turbado; inclinó la cabeza, murmurando:<br />
—No he querido <strong>de</strong>cirle... Je vous <strong>de</strong>mman<strong>de</strong> pardon...<br />
—Buenos días —repitió el duque.<br />
Esta vez Poirot se irguió, hizo un gesto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperación y salimos.<br />
Era una retirada ignominiosa. Lo sentí por mi amigo; su orgullo no quedaba<br />
muy bien parado. Para el duque <strong>de</strong> Merton, un <strong>de</strong>tective era, sin duda, menos<br />
que un escarabajo.<br />
—No ha salido muy bien la cosa —dije con simpatía—. Ese hombre es<br />
testarudo como un tártaro. ¿Qué querías saber <strong>de</strong> él realmente?<br />
—Pues si es verdad que va a casarse con Jane Wilkinson.<br />
—Ella ya nos lo dijo.<br />
—Ella lo dijo, sí; pero esa mujer es <strong>de</strong> las que dicen cualquier cosa para<br />
lograr lo que les conviene. Podía muy bien haber <strong>de</strong>cidido casarse con él sin<br />
que el pobre hombre estuviera enterado <strong>de</strong> ello.<br />
—Pues te ha echado <strong>de</strong> casa con un buen rapapolvo.<br />
—Me ha contestado como lo hubiese hecho a un periodista —Poirot se rió<br />
entre dientes—. Pero yo he logrado lo que quería. Ahora ya sé exactamente lo<br />
que hay <strong>de</strong> cierto respecto a ese matrimonio.<br />
—¿Cómo lo sabes? ¿Lo has adivinado por sus maneras?<br />
—No, hombre, no. ¿Te habrás fijado que estaba escribiendo una carta?<br />
—Sí.<br />
—Eh bien, en mi juventud, cuando estaba en la Policía belga, aprendí, porque<br />
es utilísimo, a leer la letra manuscrita puesta al revés. De modo que puedo<br />
repetirle lo que <strong>de</strong>cía esta carta. Óyelo: «Queridísima mía: No puedo, me es