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—Cuando telegrafiaron el contenido <strong>de</strong> la carta <strong>de</strong> Charlotte Adams, oh, la la!,<br />
quedé asombradísimo. Al parecer, mi hipótesis era totalmente equivocada.<br />
Pero más tar<strong>de</strong> hice un <strong>de</strong>scubrimiento. En la carta original <strong>de</strong> Charlotte Adams<br />
faltaba una hoja. Entonces comprendí que sin duda era porque se refería a<br />
alguien que no era el capitán Marsh. Tenía, pues, una nueva pieza <strong>de</strong><br />
convicción. Cuando el capitán Marsh fue arrestado, <strong>de</strong>claró que creía haber<br />
visto en la casa <strong>de</strong> lord <strong>Edgware</strong> a Bryan Martin. Pero proviniendo <strong>de</strong> un<br />
acusado, esta <strong>de</strong>claración carecía <strong>de</strong> valor. A<strong>de</strong>más, míster Martin tenía una<br />
coartada, como era <strong>de</strong> esperar. Si míster Martin había sido el asesino, le era<br />
completamente necesaria una coartada. Esa coartada la confirmó sólo una<br />
persona, miss Driver.<br />
—¿Y eso qué importa? —dijo la muchacha secamente.<br />
—Nada, señorita —dijo Poirot—; excepto que el mismo día en que la vi<br />
comiendo con míster Martin, usted se tomó la molestia <strong>de</strong> venir a nuestra<br />
mesa, procurando hacerme creer que su amiga, miss Adams, se interesaba <strong>de</strong><br />
un modo especial por Ronald Marsh, en lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, como creo que es la<br />
verdad, que por quien se interesaba era por Bryan Martin.<br />
—No es cierto —exclamó con toda firmeza el actor.<br />
—Pue<strong>de</strong> que usted no estuviese enterado —dijo Poirot—; pero creo que era<br />
verdad. Eso explica perfectamente la antipatía que ella sentía por lady<br />
<strong>Edgware</strong>. Esa antipatía existe en usted; a<strong>de</strong>más, es casi seguro que usted le<br />
explicó el <strong>de</strong>saire que había recibido <strong>de</strong> Jane. ¿No es verdad?<br />
—Sí..., se lo conté... Tenía que <strong>de</strong>sahogarme con alguien, y ella era...<br />
—Muy simpática Sí; muy simpática. Pu<strong>de</strong> comprobarlo personalmente. Eh<br />
bien, ¿qué ocurrió <strong>de</strong>spués? Ronald Marsh fue arrestado. En seguida el<br />
cerebro <strong>de</strong> usted empieza a trabajar. Si experimentaba ansiedad, ahora ya<br />
podía estar tranquilo, aunque su plan había fracasado a causa <strong>de</strong>l súbito<br />
cambio <strong>de</strong> parecer <strong>de</strong> lady <strong>Edgware</strong>, <strong>de</strong>cidiéndose a última hora a ir a la fiesta.<br />
Pero vino otro a constituirse en víctima, librándole <strong>de</strong> toda inquietud. Sin<br />
embargo, más tar<strong>de</strong>, en una comida, oyó usted a Donald Ross, aquel simpático<br />
pero estúpido joven, <strong>de</strong>cirle algo a Hastings, que le puso <strong>de</strong> nuevo en guardia.<br />
—¡Eso no es cierto! —gritó Martin. El sudor corría a chorros por su rostro y<br />
sus ojos miraban aterrorizados—. Le aseguro que no oí nada, que no hice<br />
nada.