Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
luego a Ellis a buscarla. Claro que ella ignoraba lo que contenía el paquete.<br />
Mientras Ellis estuvo en París, me apo<strong>de</strong>ré <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los bisturís que ella<br />
usaba para los callos, que fue el que empleé para matar a <strong>Edgware</strong>. Escogí<br />
aquel bisturí por lo agudo <strong>de</strong> su filo. Un doctor <strong>de</strong> San Francisco me había<br />
enseñado dón<strong>de</strong> se tenía que clavar el arma para que la muerte fuese<br />
instantánea. Le pedí una explicación clara y repetida por si algún día podía<br />
serme útil. Al doctor le dije que esperaba emplear su i<strong>de</strong>a en una película. Fue<br />
una mala jugada la que me hizo Charlotte Adams escribiendo a su hermana,<br />
siendo así que me había jurado que no diría una palabra a nadie. Cuando vi la<br />
carta pensé en <strong>de</strong>struirla, pero <strong>de</strong>spués reflexioné y me pareció mucho mejor<br />
rasgar una <strong>de</strong> las hojas. Eso fue i<strong>de</strong>a mía, y creo que puedo enorgullecerme <strong>de</strong><br />
ella más que <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más. Todos tendrán que reconocer que <strong>de</strong>mostré poseer<br />
talento al ocurrírseme una cosa así.<br />
Todo se <strong>de</strong>sarrolló como yo había pensado. Cuando vino aquel inspector <strong>de</strong><br />
Scotland Yard, temí que me <strong>de</strong>tuviese; pero, aun siendo así, me habría <strong>de</strong>jado<br />
en libertad ante la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> las personas que me vieron en la cena <strong>de</strong> sir<br />
Montagu Córner y que no sospechaban que la mujer que vieron cenando allí no<br />
era lady <strong>Edgware</strong>.<br />
Cuando pasó aquel pequeño peligro me sentí la más feliz <strong>de</strong> las mujeres. Es<br />
cierto que la duquesa me odiaba; pero en cambio Merton estaba loco por mí y<br />
quería que nos casásemos lo antes posible. Nunca me había sentido más feliz<br />
que durante aquellas semanas. <strong>La</strong> <strong>de</strong>tención <strong>de</strong>l sobrino <strong>de</strong> mi marido me<br />
salvaba <strong>de</strong> toda sospecha. Cada día estaba más orgullosa <strong>de</strong> la magnífica i<strong>de</strong>a<br />
que tuve al rasgar la hoja <strong>de</strong> la carta <strong>de</strong> Charlotte.<br />
En lo <strong>de</strong> Donald Ross creo que intervino la mala suerte. Todavía no me<br />
explico cómo llegó a sospechar <strong>de</strong> mí. Por lo que me han dicho, parece ser que<br />
fue por algo referente a «París», que en lugar <strong>de</strong> ser una población es un<br />
personaje. Aunque no sé exactamente quién es ese París, supongo que será<br />
un señor historiador.<br />
Des<strong>de</strong> luego, Ellis me contó que la había usted llamado, pero únicamente<br />
respecto a Bryan Martin. Como no le preguntó siquiera si había ido a buscar un<br />
paquete a París, no sospechó nada. Seguramente creyó usted que si le<br />
preguntaba eso, ella me pondría en guardia y podría escaparme. No puedo<br />
explicarme la maravillosa manera que ha tenido usted <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir todo lo