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comedor; a un lado, sentado en una silla y <strong>de</strong> bruces sobre la mesa, estaba<br />
Ross.<br />
Poirot se inclinó sobre él. En seguida se en<strong>de</strong>rezó muy pálido.<br />
—Muerto —dijo—. Apuñalado en la nuca.<br />
Durante mucho tiempo, los sucesos <strong>de</strong> aquella tar<strong>de</strong> quedaron grabados en<br />
mi mente como una terrible pesadilla. No podía <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rme <strong>de</strong> un<br />
abrumador sentimiento <strong>de</strong> responsabilidad. Poirot se mostró muy silencioso<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> hacer nuestro macabro <strong>de</strong>scubrimiento. Durante la investigación <strong>de</strong><br />
la Policía, el interrogatorio <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más inquilinos <strong>de</strong> la casa y los mil rutinarios<br />
<strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la investigación <strong>de</strong> un asesinato, había permanecido un poco<br />
alejado <strong>de</strong> todo aquello, extrañamente tranquilo, con una mirada lejana y<br />
expectante.<br />
—No po<strong>de</strong>mos per<strong>de</strong>r tiempo en lamentaciones, Hastings —dijo<br />
lentamente—. El pobre muchacho que ha muerto tenía algo que <strong>de</strong>cirnos y era<br />
<strong>de</strong> gran importancia; <strong>de</strong> otro modo, no le hubieran asesinado. Ya que no nos lo<br />
pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, tenemos que averiguarlo, y tenemos que averiguarlo con un solo<br />
dato como guía.<br />
—¿París? —dije yo.<br />
—Sí; París —se levantó y se puso a pasear <strong>de</strong> un lado para otro—. Se ha<br />
mencionado varias veces a París en este asunto —continuó—. Pero,<br />
<strong>de</strong>sgraciadamente, no hay unidad entre las diferentes menciones. Existe la<br />
palabra «París» grabada en la cajita <strong>de</strong> oro. En noviembre último, miss Adams<br />
estaba en París y quizá entonces también estuviera Ross. ¿Había allí alguien<br />
más a quien él conociese? ¿Se encontró Ross con miss Adams? ¿En qué<br />
circunstancias se encontraron?<br />
—Eso no lo podremos saber nunca —dije yo.<br />
—¡Sí, sí; lo sabremos! El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las células grises es casi ilimitado. ¿De<br />
qué otra manera está unido París a este asunto? ¿Acaso la mujer <strong>de</strong> las gafas<br />
que fue a buscar la cajita a la joyería era conocida <strong>de</strong> Ross? El duque <strong>de</strong><br />
Merton estaba en París cuando se cometió el crimen. París. París. París. <strong>Lord</strong><br />
<strong>Edgware</strong> tenía que ir a París. ¡Ah! Tal vez el motivo <strong>de</strong>l asesinato fue impedir<br />
que éste fuese a París —se sentó <strong>de</strong> nuevo, apretándose las sienes,<br />
concentrado—. ¿Qué ocurrió durante la comida? —murmuró—. ¿Sin duda,