Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
pague caro lo que ha hecho. Ojalá la con<strong>de</strong>nen y ahorquen.<br />
Su rostro estaba rojo como la grana. Su voz era ronca.<br />
—¡Vamos! ¡Vamos! —dijo Jenny Driver.<br />
Hablaba como las institutrices cuando se dirigen a un chiquillo.<br />
—¿Y la cajita <strong>de</strong> oro con la inscripción «París, noviembre» en el interior <strong>de</strong> la<br />
tapa? —preguntó Japp.<br />
—<strong>La</strong> encargó por carta a París y mandó a Ellis, su camarera, a buscarla.<br />
Naturalmente, Ellis sólo vio el paquete. No tenía la menor i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo que había<br />
<strong>de</strong>ntro. También lady <strong>Edgware</strong> cogió unas gafas <strong>de</strong> Ellis para ayudar a<br />
Charlotte en la caracterización <strong>de</strong> mistress Van Deusen. Se las olvidó en el<br />
mone<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Charlotte Adams. Esa es su única equivocación. Todo esto se me<br />
ocurrió mientras permanecía en medio <strong>de</strong> la calle. ¡Ellis! ¡<strong>La</strong>s gafas <strong>de</strong> Ellis!<br />
¡Ellis yendo a buscar la cajita a París! ¡Ellis y, por tanto, Jane Wilkinson!<br />
A<strong>de</strong>más, es muy posible que le quitase a su camarera algo más que las gafas.<br />
—¿Qué?<br />
—Un bisturí <strong>de</strong> los callos.<br />
Me estremecí. Hubo un silencio momentáneo. Luego Japp dijo con una<br />
extraña confianza:<br />
—Poirot, ¿es eso cierto?<br />
—Certísimo, mon ami.<br />
Entonces empezó a hablar Bryan Martin, y sus palabras fueron dignas <strong>de</strong> él.<br />
—Vamos a ver —dijo <strong>de</strong> mal humor—. ¿Por qué se me ha hecho venir aquí?<br />
¿Por qué se me ha dado un susto mortal?<br />
Poirot le miró fríamente.<br />
—Para castigarle. Para castigarle por haber sido impertinente. ¿Quién le<br />
mandó jugar con Hércules Poirot?<br />
Entonces Jenny Driver se echó a reír a carcajadas.<br />
—Que te sirva <strong>de</strong> lección, Bryan —dijo al fin, y se volvió hacia Poirot—: Me<br />
alegro muchísimo <strong>de</strong> que no sea culpable Ronnie Marsh —dijo—. Me es muy<br />
simpático. Estoy contentísima <strong>de</strong> que la muerte <strong>de</strong> Charlotte no que<strong>de</strong> impune.<br />
En cuanto a Bryan, le voy a <strong>de</strong>cir a usted una cosa en confianza, monsieur<br />
Poirot: me caso con él. Y si cree que podrá divorciarse <strong>de</strong> mí para casarse dos<br />
o tres veces más, a estilo Hollywood, se equivoca lamentablemente. Si se casa<br />
conmigo, me tendrá que aguantar.