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¿Es verdad eso, monsieur Poirot?<br />
—Sí, señorita; eso mismo fue lo que le dije.<br />
—Sí, ya lo sé; pero no es eso... No le pregunto si son verdad esas palabras,<br />
sino si cree usted en ellas.<br />
Permanecía ante él con las manos juntas, <strong>de</strong>mostrando una gran ansiedad.<br />
—<strong>La</strong>s palabras <strong>de</strong> su primo eran ciertas, señorita —dijo Poirot lentamente—.<br />
No creo que haya sido él quien matase a lord <strong>Edgware</strong>.<br />
—¡Oh! —el color volvió a su rostro—. Entonces piensa usted, sin duda, que<br />
fue otra persona.<br />
—Evi<strong>de</strong>mment, señorita —dijo sonriendo.<br />
—¡Oh, qué estúpida soy; no digo más que tonterías! Lo que yo quiero <strong>de</strong>cir<br />
es... si cree conocer ya al asesino. Se inclinó hacia a<strong>de</strong>lante con ansiedad.<br />
—Tengo sospechas, naturalmente, algunas sospechas.<br />
—Dígamelas, por favor, dígamelas.<br />
—Podrían ser falsas.<br />
—Entonces es que sospecha usted concretamente <strong>de</strong> alguien. Poirot movió la<br />
cabeza.<br />
—Si supiese un poco más —dijo la joven—, ¡me tranquilizaría tanto! Y tal vez<br />
pudiera ayudarle en sus pesquisas. Sí, creo que podría serle <strong>de</strong> alguna ayuda.<br />
Sus ruegos eran para convencer a cualquiera, pero Poirot continuó negando<br />
con la cabeza.<br />
—<strong>La</strong> duquesa <strong>de</strong> Merton está completamente convencida <strong>de</strong> que fue mi<br />
madrastra —dijo pensativamente la joven, dirigiendo una interrogadora mirada<br />
a Poirot.<br />
Éste se hizo el <strong>de</strong>sentendido.<br />
—Pero ¡yo tengo que <strong>de</strong>scubrir la verdad! —exclamó Geraldine.<br />
—¿Cuál es su opinión respecto a su madrastra?<br />
—<strong>La</strong> conozco muy poco. Yo estaba en el colegio, en París, cuando mi padre<br />
se casó con ella. Cuando llegué a casa se mostró amable conmigo. Mejor<br />
dicho, apenas se fijó en mi presencia. Me hizo el efecto <strong>de</strong> que era una cabeza<br />
vacía y sumamente egoísta.<br />
—Ha hablado usted <strong>de</strong> la duquesa <strong>de</strong> Merton. ¿<strong>La</strong> ha visto mucho<br />
últimamente?<br />
—Sí. Se ha portado muy bien conmigo. He pasado muchos ratos con ella