You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
don<strong>de</strong> se cometió ese crimen poco tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberse cometido?<br />
Francamente, tuve miedo. Aun en el caso <strong>de</strong> ser creído, la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> la<br />
verdad me hubiese reportado una serie <strong>de</strong> molestias. Nosotros no teníamos<br />
nada que ver con el crimen. No habíamos visto ni oído nada que pudiese<br />
ayudar a <strong>de</strong>scubrir al verda<strong>de</strong>ro culpable. ¿Para qué mezclarme, pues, en un<br />
asunto así? Si le conté lo <strong>de</strong> la pelea con mi tío y la falta <strong>de</strong> dinero, fue porque<br />
supuse que se enterarían uste<strong>de</strong>s, y creí evitar <strong>de</strong> esa manera el que uste<strong>de</strong>s<br />
sospechasen <strong>de</strong> mí y examinasen más a fondo la coartada. Tenía la seguridad<br />
<strong>de</strong> que los Dortheimer estaban convencidos <strong>de</strong> que había permanecido durante<br />
todo el tiempo en Covent Gar<strong>de</strong>n. El que uno <strong>de</strong> los entreactos lo pasase con<br />
mi prima no les hubiese parecido nada sospechoso, y ella misma podía <strong>de</strong>cir<br />
que durante el entreacto habíamos estado juntos en el mismo teatro.<br />
—¿Estuvo conforme mis Marsh en prestarse a este encubrimiento?<br />
—Sí; tan pronto como me enteré <strong>de</strong>l asesinato <strong>de</strong> mi tío, vine a verla,<br />
rogándole que guardase silencio sobre nuestra visita nocturna. Le dije que<br />
<strong>de</strong>clarase que nos habíamos encontrado en la Ópera durante el entreacto y<br />
que salimos a pasear por la calle. Comprendió los motivos y se mostró<br />
conforme —se <strong>de</strong>tuvo—. Sé que todo se pone en contra mía, que mi propia<br />
<strong>de</strong>claración vale muy poco porque es tardía. Pero le aseguro que lo que les he<br />
contado es la pura verdad. Le puedo dar el nombre y dirección <strong>de</strong>l hombre que<br />
aquella misma noche me prestó el dinero por las perlas <strong>de</strong> Geraldine. Y si<br />
quieren uste<strong>de</strong>s hablar con ella, les dirá, palabra por palabra, cuanto acabo <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cir.<br />
Miró a Japp. Éste continuaba tan inexpresivo como antes. Al cabo <strong>de</strong> un<br />
momento, preguntó:<br />
—Nos ha dicho antes que creía que la criminal era Jane Wilkinson, ¿verdad,<br />
lord <strong>Edgware</strong>?<br />
—¿No hubiera usted creído lo mismo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo dicho por el criado?<br />
—¿Y qué hay <strong>de</strong> su apuesta con miss Adams?<br />
—¿Una apuesta con miss Adams? ¿quiere <strong>de</strong>cir usted con miss Charlotte<br />
Adams? ¿Por qué tenía que existir una apuesta entre nosotros?<br />
—¿Es que va usted a negar que le ofreció la cantidad <strong>de</strong> diez mil dólares<br />
para que se caracterizase como Jane Wilkinson y se presentase a lord<br />
<strong>Edgware</strong>?