You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
juntos. Recordando las palabras <strong>de</strong> Japp, sospeché un posible idilio amoroso<br />
entre ellos.<br />
Al vernos, Jenny movió la mano, saludándonos.<br />
Cuando estábamos tomando el café, Jenny se levantó, y <strong>de</strong>jando a su<br />
compañero vino hacia nuestra mesa. Mostrábase tan vivaz como siempre.<br />
—¿Puedo sentarme y hablar unos instantes con usted, monsieur Poirot?<br />
—¡No faltaba más, señorita! Me alegro <strong>de</strong> verla. Parece que su amigo no<br />
quiere acompañarnos.<br />
—He sido yo quien le ha dicho que no viniese, pues quiero hablarle a usted<br />
<strong>de</strong> Charlotte.<br />
—¡Ah!<br />
—Usted <strong>de</strong>seaba saber si tenía algún amigo, ¿no es cierto?<br />
—Sí.<br />
—Des<strong>de</strong> el día que me hizo esa pregunta no he <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> pensar en ello y<br />
han acudido a mi memoria algunas palabras y frases sueltas que, si bien al<br />
oírlas por primera vez no les di importancia, al recordarlas ahora me han hecho<br />
llegar a una conclusión.<br />
—¿Qué conclusión es esa, señorita?<br />
—<strong>La</strong> <strong>de</strong> que el hombre por quien Charlotte se interesaba, o empezaba a<br />
interesarse, era Ronald Marsh.<br />
—¿Y qué le ha hecho creer tal cosa?<br />
—Lo siguiente: Un día, Charlotte comentaba la mala suerte que tienen<br />
algunos hombres, que siendo muy <strong>de</strong>centes van cada vez <strong>de</strong> mal en peor.<br />
Vamos, se expresaba como cualquier mujer cuando empieza a interesarse por<br />
un hombre. ¡Hola!, pensé, ya tenemos algún amor <strong>de</strong> por medio. No aludió a<br />
nadie, pero casi inmediatamente se puso a hablar <strong>de</strong> Ronald Marsh y <strong>de</strong> lo mal<br />
que se había portado con él su tío. El tono con que habló <strong>de</strong> esto último fue <strong>de</strong><br />
completa indiferencia, y, claro, no se me ocurrió asociar las dos cosas. Pero<br />
ahora, al recordar aquella conversación, he pensado que tal vez el hombre por<br />
quien se interesaba Charlotte era Ronald Marsh. ¿No le parece a usted,<br />
monsieur Poirot?<br />
Después <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir todo aquello se quedó mirando a mi amigo.<br />
—Creo, señorita, que me ha proporcionado usted una información muy<br />
valiosa.