Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
que je suis bete!<br />
—¿Qué dice? —me preguntó Japp.<br />
—Vamos a ver —Poirot se puso en pie y golpeó el pecho <strong>de</strong> Japp—. ¿Por<br />
qué la sirvienta <strong>de</strong> miss Adams no ha reconocido esa caja? ¿Por qué tampoco<br />
la ha reconocido miss Driver?<br />
—¿Qué quiere usted <strong>de</strong>cir?<br />
—Porque la caja era nueva. Acababa <strong>de</strong> recibirla. «París, noviembre.» Eso<br />
está muy bien; sin duda es la fecha <strong>de</strong> la cual la caja es un recuerdo, pero la<br />
recibió entonces, no antes. Acababa <strong>de</strong> ser comprada. Investigue esto, se lo<br />
ruego, mi buen Japp. Es una contingencia. No fue comprada aquí; algún joyero<br />
lo hubiese dicho. Ha sido fotografiada y <strong>de</strong>scrita por todos los periódicos. Sí, sí.<br />
En París. O acaso en alguna otra ciudad <strong>de</strong>l extranjero, pero me hace el efecto<br />
que ha sido en París. Procure comprobarlo, se lo ruego. Haga las investigaciones<br />
necesarias. Estoy <strong>de</strong>seando saber quién es ese misterioso «D».<br />
—Nada se pier<strong>de</strong> —dijo Japp—. No siento el menor entusiasmo, pero haré<br />
cuanto pueda. Cuanto más sepamos, mejor. Y saludándonos amablemente, se<br />
marchó.<br />
CAPÍTULO VEINTITRÉS<br />
LA CARTA<br />
—Ahora —dijo Poirot— vamos a comer —y cogiéndome <strong>de</strong>l brazo añadió,<br />
sonriendo—: Renace la esperanza.<br />
Me alegré que hubiera vuelto a su antigua i<strong>de</strong>a. Aunque yo no estaba muy<br />
convencido <strong>de</strong> la culpabilidad <strong>de</strong>l joven Ronald, creí que tal vez se había<br />
<strong>de</strong>jado convencer por las palabras <strong>de</strong> Japp respecto a lo acertado <strong>de</strong> sus<br />
antiguas observaciones. De ser así, todo lo referente a encontrar al comprador<br />
<strong>de</strong> la cajita <strong>de</strong> oro no sería más que un simple modo <strong>de</strong> salvar el orgullo <strong>de</strong> mi<br />
amigo.<br />
Una vez sentados amigablemente en una mesa <strong>de</strong>l restaurante, vi con gran<br />
asombro, al otro extremo <strong>de</strong>l salón, a Bryan Martin y a Jenny Driver comiendo