Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
por su cerebro.<br />
—Ha sido una suerte que le viese a usted esta noche —dijo mientras nos<br />
dirigíamos al ascensor—. Parece mentira lo bien que me salen a mí las cosas.<br />
Estaba preocupada con lo que <strong>de</strong>bía hacer, y <strong>de</strong> repente le veo a usted en la<br />
mesa próxima y me digo: «Monsieur Poirot me aconsejará» —se <strong>de</strong>tuvo para<br />
<strong>de</strong>cir al encargado <strong>de</strong>l ascensor—: Segundo piso.<br />
—Si en algo puedo serle útil... —empezó Poirot.<br />
—Estoy segura <strong>de</strong> que usted pue<strong>de</strong> serme <strong>de</strong> gran utilidad; he oído <strong>de</strong>cir que<br />
usted es el hombre más maravilloso que existe. Yo creo que es el único que<br />
pue<strong>de</strong> sacarme <strong>de</strong>l enredo en que estoy.<br />
Llegamos al segundo piso, y siguiendo el corredor se <strong>de</strong>tuvo ante una <strong>de</strong> las<br />
habitaciones más lujosas <strong>de</strong>l Savoy.<br />
Abandonó sobre una <strong>de</strong> las sillas su blanco abrigo y se <strong>de</strong>jó caer en una<br />
butaca<br />
—¡Oh! —exclamó—, <strong>de</strong> una manera u otra quiero verme libre <strong>de</strong> mi marido.<br />
CAPITULO DOS<br />
UNA ESCENA<br />
Tras un momento <strong>de</strong> asombro, Poirot se recobró.<br />
—Pero, señora —dijo con ojos centelleantes—, librar a las esposas <strong>de</strong> sus<br />
maridos no es cosa que entre <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mi especialidad.<br />
—Des<strong>de</strong> luego, ya lo sé.<br />
—Lo que usted necesita es un abogado.<br />
—En eso se equivoca. Estoy más que harta <strong>de</strong> abogados. Me he confiado a<br />
un sinfín <strong>de</strong> ellos y ninguno me ha servido <strong>de</strong> nada. Los abogados sólo<br />
conocen la ley; pero, fuera <strong>de</strong> eso, no tienen el menor sentido común.<br />
—Por lo visto, usted cree que yo lo tengo.<br />
Ella se rió.<br />
—Des<strong>de</strong> luego.<br />
—Pues, señora, tendré todo el sentido común que usted quiera; pero, por lo<br />
mismo, su proposición no me interesa<br />
—No sé por qué no le ha <strong>de</strong> interesar. Al fin y al cabo, este caso es un