27.10.2012 Views

La Muerte de Lord Edgware

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

lord <strong>Edgware</strong> cambió <strong>de</strong> manera <strong>de</strong> pensar respecto al divorcio? Ese hecho<br />

sugiere dos i<strong>de</strong>as, una <strong>de</strong> las cuales ya la conoces tú. <strong>La</strong> segunda es ésta:<br />

¿Qué ha ocurrido con esa carta? ¿A quién le interesa que lord <strong>Edgware</strong> y su<br />

mujer continúen unidos? Tercera pregunta: ¿Qué significa el cambio <strong>de</strong><br />

expresión <strong>de</strong> su rostro, que advertiste al volverte para cerrar la puerta <strong>de</strong> la<br />

biblioteca ayer por la tar<strong>de</strong>? ¿Pue<strong>de</strong>s contestarme tú a esto, Hastings?<br />

Denegué con la cabeza y dije:<br />

—No lo entiendo.<br />

—¿Estás seguro <strong>de</strong> que no te lo imaginaste? A veces, amigo mío, tienes la<br />

imaginación un peu vive.<br />

—No, no —moví la cabeza vigorosamente—; estoy seguro, no me equivoco.<br />

—Bien, es otra cosa por explicar. <strong>La</strong> cuarta pregunta se refiere a las gafas. Si<br />

ni Jane Wilkinson ni Charlotte Adams las usaban, ¿qué hacían aquellas gafas<br />

en el mone<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Charlotte? Y va la quinta pregunta. ¿Quién y por qué<br />

telefoneó a la Chiswick para saber si Jane Wilkinson estaba o no allí? Estas<br />

cinco preguntas, Hastings, son mi tormento. Si pudiese respon<strong>de</strong>r a ellas, me<br />

encontraría mucho mejor. Si, al menos, se me ocurriese alguna hipótesis que<br />

me las explicase satisfactoriamente, mon amour propre no sufriría tanto.<br />

Yo dije:<br />

—Pues quedan todavía en pie algunos interrogantes más.<br />

—¿Cuáles?<br />

—En primer lugar, ¿quién propuso a Charlotte Adams aquella farsa? ¿Dón<strong>de</strong><br />

estuvo ella la noche <strong>de</strong>l crimen, antes y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las diez? ¿Quién es ese D.<br />

que le regaló la cajita <strong>de</strong> oro?<br />

—Eso está clarísimo —dijo Poirot—. No hay el menor enigma en tales<br />

preguntas. Son sencillamente cosas que ignoramos, pero que po<strong>de</strong>mos<br />

conocer en cualquier momento. En cambio, las que yo he formulado, amigo<br />

mío, son <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n psicológico, <strong>de</strong> las que hacen trabajar las células grises.<br />

—¡Poirot! —exclamé <strong>de</strong>sesperado—. Te ruego que no sigas. Presiento que<br />

no podría soportarlas nuevamente. ¿No hablaste antes que teníamos que<br />

hacer cierta visita?<br />

Poirot miró su reloj.<br />

—Es verdad —dijo—; voy a telefonear y resolveré lo que sea conveniente.<br />

Se marchó y volvió a los pocos momentos, diciendo:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!